PRESUPUESTO DE EGRESOS 2019: UN ELEMENTO CENTRAL PARA NUESTRO DERECHO A LA CULTURA
Revista NEXOS
Este 12 de diciembre seinició la discución como cada año el Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación, en esta ocasión para el 2019 (PPEF 2019), que define las diversas partidas que serán asignadas a instituciones, programas y órdenes de gobierno, así como las transferencias a entidades federativas y municipios.
Sabemos hoy día que, en un contexto de estabilidad macroeconómica y mesura fiscal como los que tenemos, más allá de ser un simple asiento contable, el presupuesto de una nación constituye un instrumento para la promoción del crecimiento económico, desarrollo, equidad e inclusión social. Lo mismo aplica para el desarrollo de sus sectores más importantes, como el de nuestra cultura y nuestra creatividad. Más aún si este presupuesto de egresos detona la ejecución de políticas públicas ordenadas en nuestra Constitución para la consecución del nuestro derecho ciudadano a la cultura. Es decir, se trata de la asignación presupuestal para un mandato constitucional.
Transformación basada en potencial económico-cultural
La producción creativa tiene un doble valor, simbólico y económico. Su mayor valor en el ámbito de lo social, lo estético y la cohesión, deben armonizarse con su tratamiento económico, que representa aproximadamente a 2 millones de trabajadores directos e indirectos en la cultura, infraestructura, exportaciones e importaciones, turismo y producción. Con todo, un verdadero y complejo sector económico-cultural que demanda una perspectiva de viabilidad.
La cultura, tan aplaudida por sus bondades sociales y tan castigada económicamente, siempre es de los últimos sectores en la fila de repartición de presupuesto. Una verdadera transformación nacional exige abandonar el doble discurso sobre la cultura, que a la vez que enarbola sus virtudes, demuestra su concepción residual en nuestra vida nacional, que se materializa en nimias asignaciones presupuestales. El presupuesto para la cultura debe contribuir a garantizar el acceso y participación en la vida cultural, el pleno gozo de los beneficios del progreso creativo y de sus aplicaciones, el total aprovechamiento de la protección de los intereses morales y materiales que le correspondan. Con ello, cada peso invertido en cultura es garantía del ejercicio de estos derechos.
Presupuesto acorde a la contribución económica
Ciertamente el sector cultural depende de la situación económica general del país, pero también es actor y parte de ella. Sistemáticamente ha demostrado su extraordinaria capacidad de aprovechar los recursos que le son asignados, y una notable habilidad para multiplicarlos.
En 2017, el gasto público total ejercido en cultura fue de 0.12% del PIB, mientras que su producto, incluyendo la Economía Sombra (actividades informales, ilegales, así como la creciente tendencia a apropiación de contenidos creativos y digitales) aportó 7.4%. Incluso su Cuenta Satélite (INEGI), que no incluye la Economía Sombra, alcanzó 3.3% del PIB. Ambas revelan una desproporción entre asignación presupuestal y contribución económica.
Las actividades del sector cultural conforman así un motor de crecimiento y de desarrollo económico, con alta productividad y generación de empleos, que brindan ventajas competitivas a nuestro país en la interacción comercial con el resto del mundo.
Cultura en perspectiva comparada
En términos comparativos, se identifica un franco contraste con el presupuesto que reciben otras dependencias federales, ciertamente no menos importantes. Por ejemplo, la SEDENA y la SEMAR contaron con 8 veces más recursos que la Secretaría de Cultura en 2017. En franco deterioro presupuestal, para 2018 esa diferencia se amplía a casi 9 veces.
Pasos subsecuentes para el PPEF 2019 para cultura
El acercamiento entre la Secretaría de Cultura, la Comisión de Cultura de la Cámara de Diputados, sociedad civil, academia y creadores, anticipa una suma de esfuerzos que convergen en una sola evolución: nuestra identidad y derecho cultural. Por ello, deben trabajar en una metodología robusta que resulte en un catálogo de requerimientos y necesidades culturales de México, que fundamenten la labor programatica del sector y de todos los mexicanos.
Esa metodología propuesta ya por la Comision de Cultura de la Cámara de Diputados deberá tomar en consideracion el grado de adopción cultural en cada entidad y municipio de la nación, incluida la digital, sobre la base de la evaluación del estado de la oferta, la demanda y la infraestructura cultural. Ello permitirá dar seguimiento cualitativo y cuantitativo a los beneficios sociales y económicos de las políticas públicas. Deberá así ser la arquitectura base del PEF para nuestra cultura y nuestra creatividad en lo sucesivo.
Al momento, es claro que este proyecto incumple desde la esfera presupuestal con la promesa social de apoyar a nuestros creadores y a nuestras audiencias. Pero desde ya y en lo subsecuente, México y sus creadores aspiran a formar parte transversal de la potencia económica creativa, tradicional y digital que el mundo ha identificado en nosotros. Sin duda, nuestra riqueza nacional en cultura amerita en lo sucesivo de un presupuesto congruente y suficiente.
Ernesto Piedras
Economista
Ilustración: Víctor Solís