EN LA ESPIRAL


Vicente González García
LA FAMILIA ESTÁ LLAMADA A LO LARGO DE LA VIDA DE SUS MIEMBROS, DESDE EL NACIMIENTO HASTA LA MUERTE.
Desde hace varios años, bajo el pretexto de frenar la sobrepoblación de la tierra y de la escasez de alimentos se desencadenó la amenaza contra la vida humana. La primera manifestación fueron campañas para frenar la natalidad, se introdujeron tanto los anticonceptivos no abortivos y los abortivos.
Antes el tema del sexo era un tema tabú, se acentuaba su finalidad procreativa, minusvalorando su función de unión entre los esposos, ahora como efecto de péndulo, se ha vanalizado, proclamando la autonomía del instinto y del placer sexual, disasociándolo de la función procreadora del amor, del matrimonio y de la fidelidad.
El matrimonio como compromiso para toda la vida empezó a desmoronarse. La variación más importante se ha dado en la forma de desligar en tiempo y en significado el ejercicio de la sexualidad y el matrimonio. La actividad sexual, cada vez en mayor medida precede al matrimonio.
Hoy en los hogares en los que la vida familiar no funciona bien, en los cuales un cónyuge maltrata al otro, es común el maltrato a los niños. Constituye violencia no sólo el darles fuertes golpes, sino también gritarles, menospreciarlos, castigarlos excesivamente o negarles la atención, la aceptación y el amor que son tan imprescindibles para su desarrollo emocional y social.
También en la enfermedad y la ancianidad existen situaciones límites en la experiencia familiar que tocan de cerca la vida. La enfermedad y la ancianidad.
Hoy enfrentamos la realidad dolorosa del abandono de muchos enfermos y ancianos.

Hoy, en un mundo marcado por la productividad, quienes no producen ya, no tienen importancia, aparecen como invisibles para muchos de nosotros quienes sin considerar el esfuerzo y actividades que realizaron en su vida, los excluimos.
Y los primeros son quienes están limitados porque no tienen salud suficiente o quienes no pueden ya con el peso de los años.
Pero, ¿Qué nos está sucediendo? ¿acaso nos hemos deshumanizado al grado de RECHAZAR LA VIDA DESDE SU CONCEPCIÓN Y QUE ES UN DON DE DIOS?
¿ACASO YA NOS HEMOS OLVIDADO QUE EL COMETIDO FUNDAMENTAL DE LA FAMILIA ES EL SERVICIO A LA VIDA MISMA? IGUALMENTE, REALIZAR A LO LARGO DE LA HISTORIA LA BENDICIÓN ORIGINAL DEL CREADOR, TRASMITIENDO DE GENERACIÓN EN GENERACIÓN LA IMAGEN DIVINA? (cf. Gn. 5, 1-3).
Debemos tener siempre presente que es decisiva la responsabilidad de la familia: es una responsabilidad que brota de su propia naturaleza —la de ser comunidad de vida y de amor, fundada sobre el matrimonio— y de su misión de custodiar, revelar y comunicar el amor.
Se trata del amor mismo de Dios, cuyos colaboradores y como intérpretes en la transmisión de la vida y en su educación, según el designio del Padre son los padres.
Es, pues, el amor que se hace gratuidad, acogida, entrega: en la familia cada uno es reconocido, respetado y honrado por su persona y, si hay alguno más necesitado, la atención hacia él debe ser más intensa y viva.
Toda familia está llamada a ésto a lo largo de la vida de sus miembros, desde el nacimiento hasta la muerte.
La familia es verdaderamente el santuario de la vida…., el ámbito donde la vida, don de Dios, puede ser acogida y protegida de manera adecuada contra los múltiples ataques a que está expuesta, y puede desarrollarse según las exigencias de un auténtico crecimiento humano.
Por esto, el papel de la familia en la edificación de la cultura de la vida es determinante e insustituible.
Por ello, para que en nuestras familias el esplendor de la vida sea un signo verdadero de que Jesús vive entre nosotros debemos comprometernos en el cuidado de la vida.
Y para hacer esto una auténtica realidad es indispensable:
—TRASMITIRLA RESPONSABLEMENTE
—CUIDAR DE LOS ANCIANOS Y LOS ENFERMOS.
—LUCHAR CONTRA CONTRA TODA FORMA DE POBREZA.
—APRENDER A SUPERAR TODA FORMA DE VIOLENCIA DENTRO DE LA FAMILIA.
—Y, TAMBIEN, APRENDER A CUIDAR EL MEDIO AMBIENTE.
…Hasta la próxima, si Dios nos lo permite…..

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