EN LA ESPIRAL


Vicente González García
“ES TIEMPO DE ERRADICAR EL OPORTUNISMO POLÍTICO QUE IMPIDE LA REALIZACIÓN DEL BIEN COMÚN”
LA PALABRA, como ya lo citábamos en escritos anteriores, tiene múltiples aspectos, más, cuando esta se desvirtúa, cuando pierde su verdadero sentido, se le puede considerar además de hueca de contenido, falsa e ineficaz, toda vez que ese contenido que le da vida, radica en LA VERDAD.
Por ello, cuando se falta a la palabra, se le prostituye e inflige (ocasiona) una falta grave que se mide de acuerdo a la verdad que deforma.
Aquí es importante mencionar que dentro de las funciones de la palabra se cuentan, la función informativa, expresiva o manifestativa, interpelativa, así como la íntima unión de las tres, sin la cual no puede dársele su sentido y valor real.
DE IGUAL FORMA es de vital importancia saber que LA VERDAD, es la virtud-valor que se apuntala, se apoya, y/o, tiene como cimiento esa manifestación de demostrar, y probar en los hechos la verdad que comunican las palabras (decir y hacer), evitando el doblez, el engaño y la falsedad, el fingimiento, la simulación y la hipocresía. Debe pues haber coherencia y no incoherencia para que la palabra cobre EFICACIA y no INEFICACIA.
SOBRE LO ANTES EXPUESTO, si retrocedemos algunas décadas atrás y analizamos el presente, nos daremos cabal cuenta que LA PALABRA SE SIGUE DESVIRTUANDO. Muchos, la seguimos prostituyendo en las relaciones sociales, dentro del hogar, en las instituciones de servicio, y en las llamadas ONG’S (Organizaciones no gubernamentales). Sin embargo, aunque esto no es privativo del ámbito social, “nadie ignora que, donde se sigue dando con mayor reincidencia y va en aumento día a día el índice de perversidad de LA PALABRA, es en el ámbito de lo POLÍTICO Y GUBERNAMENTAL”.

En lo referente a la comunidad política podríamos subrayar “LA INFIDELIDAD” de muchos representantes populares que conforman el poder legislativo, toda vez que, de acuerdo a las encuestas más recientes, solamente, aunque con sus muy honrosas excepciones, le han devuelto al pueblo “discursos y leyes” que denotan fuerzas concretas deshumanizantes y cargadas de fatalidades y de contingencias que han abonado de manera significativa al debilitamiento del tejido social, y poniendo de esta forma en claro que, “LAS COSAS BUENAS SON DE DIFÍCIL MANEJO. Y QUE NADA HAY MÁS DIFÍCIL PARA ESTOS REPRESENTANTES POPULARES QUE “EL MANEJO DE LA ÉTICA MORAL”.
Circunstancias semejantes, desde luego que también se dieron y se siguen dando en un sinnúmero de Ayuntamientos Municipales (con sus debidas excepciones), donde, Presidentes, Síndicos y Regidores, durante sus campañas proselitistas empeñaron su palabra ofreciendo a sus conciudadanos proyectos de gobierno que evidenciaron y pusieron en relieve “EL BIEN COMÚN”, pero que al final solamente “el poder que el pueblo les otorgó, lo utilizaron y lo siguen concibiendo como UN ATAJO DE UTILIDADES, VENTAJAS Y PROSPERIDADES PERSONALES y DE LAS INSTITUCIONES PARTIDISTAS A LAS QUE PERTENECEN”.
Por todo lo anterior, nos debe quedar bien claro que, “LA POLÍTICA REAL”, en particular, y en su amplia comprensión descansa en EL BIEN COMÚN DE LA SOCIEDAD EN SU CONJUNTO. ¡¡ESTE ES SU TAMAÑO!! Y, ESE “BIEN COMÚN”, no es otra cosa sino, UN BIEN PRINCIPALMENTE MORAL. Por esta razón, no puede ser compatible con todo medio esencialmente depravado.
LA POLÍTICA REAL, no permite que se le fraccione en lo más mínimo; tampoco se ocupa de cosas o substancias indefinidas, pues, el bien y el mal de que se ocupa se encuentran personificados en potencias verdaderas de una firmeza, una permanencia y una abundancia exacta definidas.
Por tanto pues, la primera condición política de una buena política es que sea justa. Y para que esta política sea justa, como bien lo señaló el Papa San Juan Pablo II, “¡¡DEBE ESTAR INFORMADA POR EL AMOR!!”.
A partir de considerar lo anterior, la encomienda de hacer gobiernos justos, a muchos gobernantes, a decir verdad, “¡¡LA CAMISA ES TAN ANCHA QUE A TODOS NO LES HA QUEDADO!!”
Basta con recordar lo acontecido en décadas anteriores, o bien asomarse un poco a la “depravada burocracia” que aún subsiste en algunos órdenes de gobierno. Esto, principalmente porque los responsables de elaborar, promover y aprobar leyes, han desarrollado trabajos tan complejos que solamente –reiteramos, con sus debidas y muy honrosas excepciones-, sus “bancadas” partidistas, les dan una interpretación muy personal. Interpretación que, ¡¡CLARO ESTA!! casi siempre termina favoreciendo sus propios intereses y los de personas adineradas que gozan de influencias y muchos privilegios.
—¡¡¡Aaahhhhh!!!, pero también, dicha interpretación termina en ¡¡UN ENCOGIMIENTO DE HOMBROS CUANDO SE TRATA DE ATENDER LA AYUDA SOLÍCITA DE LOS CIUDADANOS COMUNES Y CORRIENTES!!.
Lo cierto es que aún hoy en nuestros días, miles de familias siguen esperando que se les cumpla lo prometido. Pero también, ¡¡ya han comprobado el negligente y corrupto trabajo desempeñado por muchos depositarios del poder temporal que no se han cansado de arruinar y desdibujar ese entramado social que sigue haciendo más grande la brecha entre ricos más ricos y pobres más pobres!!.
También comprueban que una vez más ¡¡FUERON VÍCTIMAS DEL ENGAÑO, QUE SOLAMENTE HABÍA “MENTIRA Y UN GRAN VACÍO” EN ESOS ORNAMENTARIOS Y PROMINENTES DISCURSOS EN QUE LA PALABRA SE PERVIERTE!!
POR ELLO, PARA SER UN BUEN POLÍTICO NO BASTA CON SER COMPASIVO. Se requiere que se tenga el conocimiento de los métodos útiles para el servicio del bien común, pero sobre todo el talento de los valores humanos y morales sobreentendidos en ese bien común, la sabiduría del espacio de realización social y política, y fisonomía de la justicia, de amistad fraternal, del respeto de la persona humana y de las abundantes exigencias de la vida moral.
TAMBIÉN, si bien es cierto que no basta ser justo para ser buen político, también, es una verdad innegable que la justicia es condición necesaria de una política real. Pues, tan indiscutible es que la justicia sea condición necesaria para que se de una política real, que, Santo Tomás de Aquino, en su obra “Suma Teológica” afirma que: … (…)…”para que gobierne bien, es necesario que el príncipe sea pura y simplemente un hombre virtuoso en toda la línea”.
EN ESTE MISMO ORDEN DE IDEAS, El Concilio Vaticano II enmarca la siguiente advertencia: “ES PRECISO SATISFACER ANTE TODO LAS EXIGENCIAS DE LA JUSTICIA, DE MODO QUE NO SE OFREZCA COMO AYUDA DE CARIDAD LO QUE YA SE DEBE A TÍTULO DE JUSTICIA”.
……………..Hasta la próxima, si Dios, nos lo permite……….

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