PALOMAS MENSAJERAS DEJA HUELLA EN MUJERES MICHOACANAS


• A 25 meses que nació el programa, más de cuatro mil 125 mujeres adultas mayores han recibido su visa para reencontrarse con sus seres queridos en EU
• Araceli Martínez, migrante michoacana, se reencontró con su papá en california, luego de no verlo por 43 años
California, Estados Unidos, a 9 de marzo de 2019.- A sus 51 años de edad, Araceli Martínez, migrante michoacana que radica en California, tiene motivos para celebrar el Día Internacional de la Mujer gracias al programa de Palomas Mensajeras; ella se reencontró con su papá, Lorenzo López Lázaro, luego de 43 años sin verlo.
Abrazada de su padre, quien llegó junto con otros 30 habitantes de Huandacareo a reencontrarse con sus seres queridos en California, Araceli recuerda que por azares de la vida se despidió de su progenitor cuando apenas tenía ocho años de edad y desde entonces no lo volvió a ver.
“A los 16 años emigré a Estados Unidos para sacar adelante a mi hija, que dejé encargada en Morelia con mi mamá, crucé por el cerro y viví en Chicago, donde sufrí lo indecible; las personas que me recibieron -familiares lejanos de mí papá- abusaron de mí en todos los sentidos», señala.
Agrega: «No conocí los dólares porque ellos cobraban el salario que obtenía trabajando en un hospital, un año después me fugué y viaje a California, donde compañeros de una fábrica me ayudaron a comprar mi boleto para regresar a México”.

Relata que llegó a Morelia, sin dinero y con la esperanza de reiniciar su vida al lado de su madre y su hija, pero una mala jugada del destino la llevó a creer de nuevo en su ex pareja y tras un tiempo de vivir juntos y dar a luz a otra niña, se separó y emigró nuevamente a Estados Unidos, en busca de concretar ahora sí, el tan anhelado sueño americano.
“Llegué a California, viví durante mucho tiempo en un coche abandonado en un baldío, allá paga uno renta o come y como yo tenía que enviar dinero a mi madre y mis hijas, no me podía dar el lujo de alquilar donde dormir; un día conocí a una señora de Texas que se convirtió en mi abuelita, me dio techo, comida y familia, a través de ella conocí a mi esposo”.
La vida de Araceli estuvo marcada por la separación, durante 30 años no vio a sus hijas; su mamá viajó a verla en California una ocasión, pero el endurecimiento de la política migratoria de Estados Unidos impidió que ella pudiera regresar a México a sepultarla cuando murió.
“He vivido muchas cosas tristes durante mi vida, pero cuando murió mi madre sentía un dolor indescriptible, era como si me quemara y al mismo tiempo estuviera congelada, quería gritar y correr hasta llegar a su lado, pero no pude hacer nada, solo llorar hasta quedarme sin lágrimas”, señala mientras su padre, quien ha estado inmóvil escuchándola, suelta el llanto y se funden en un abrazo.
Hace un año Araceli y un tío comenzaron todos los trámites para que su papá ingresara al programa de Palomas Mensajeras, ahora él es una de las cinco mil 810 personas adultas mayores que han recibido su visa para viajar a Estados Unidos a reencontrarse con sus seres queridos, de las cuales cuatro mil 125 (71 por ciento del total), son mujeres.
Araceli, su hija menor, quien actualmente vive con ella en Estados Unidos y sus nietos, son beneficiarios de Palomas Mensajeras y aunque no forman parte de la estadística del programa, sí de las miles de familias que se han reencontrado gracias a esta iniciativa impulsada por el Gobernador, Silvano Aureoles Conejo, para lograr la reunificación familiar.

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