EN LA ESPIRAL


Vicente González García
MÉXICO: ¿UNA SOCIEDAD SEDIENTA DE JUSTICIA Y HASTIADA DE PRIVILEGIOS E IMPUNIDAD?
El régimen mexicano sigue estando necesitado de rectificación de rumbo, de revisiones y modificaciones al tamaño de las necesidades reales de la población. Y, claro, con una determinada continuidad que garantice la aplicación de políticas públicas permeadas de un auténtico humanismo integral.
El pueblo mexicano, ha sido demasiado tolerante con gobiernos que sólo han buscado conducirse a través de leyes encubiertas por metodologías atrayentes y preñadas de engaños, gracias a la indudable ineptitud de muchos legisladores.
México, necesita avanzar de forma sustentable, y para ello requiere de representantes populares honestos que desentrañen las estrategias encubiertas de falsa prudencia que en su momento, los responsables de elaborar tales engaños no repararon en lo más mínimo con la aprobación de ciertas leyes que solamente esclavizaron más a la población.
Ciertamente, algunos gobernantes han buscado disminuir la pobreza a través de programas asistenciales. Sin embargo este método, aunque monetariamente beneficia a unos cuantos, de origen nació artificioso, pues, a más de no satisfacer en lo mínimo las demandas de la población, sí han servido para aumentar el clientelismo político de las instituciones partidistas.
De hecho, las políticas que más han cuidado quienes han gobernado, han sido las que tienden a no entorpecer los robustos beneficios económicos de “LOS GRUPOS DE PODER” que son realmente quienes dictan el “QUÉ, CÓMO, CUANDO Y POR QUÉ SE DEBEN HACER LAS COSAS”.
La mayor parte de los gobiernos de México sin duda alguna, se han distinguido por ser emanados de organismos políticos que de una u otra forma han desarrollado prácticas de una cultura tradicionalmente “artificiosa, exigente e insensible”.
Esta formación, ¡claro!, la siguen defendiendo a capa y espada y con gran habilidad, pues ella habilita “SUS FALSAS VISIONES IDEOLÓGICAS”, mismas que, evidentemente les impide poner orden en sus discernimientos.
Desde siempre han hablado tramposamente. Dicen tener la solución eficaz para resolver los problemas de inseguridad y desempleo; de educación, pobreza, y demás injusticias que siguen padeciendo millones de familias.
Sin embargo, en los hechos, “no han sido capaces de fijar su mirada sobre las cosas que son esenciales para una sociedad sedienta de justicia y hastiada de privilegios e impunidad que se siguen otorgando a unos cuantos”.

Lo que hoy padece la comunidad mexicana, no es otra cosa sino el efecto de “los vanos y distorsionados razonamientos orientados hacia lo falso” ante las realidades hirientes que flagelan lo más íntimo de la persona humana.
Estas realidades vigentes y que están a la vista de todos, habla de forma clara de lo lejos que están las leyes y políticas públicas implementadas ante la verdad plena de las cosas. Y, es que, los compromisos adquiridos por quienes gobiernan, no solamente han de ser entendidos, sino atendidos.
Para ello, “¡¡NO BASTA CON TENER NUEVOS POLÍTICOS, QUE, ACARTONADOS A IDEOLOGÍAS PERSONALISTAS SÓLO EN LAS PALABRAS APORTEN SOLUCIONES!!”.
SE DEBE MÍNIMAMENTE, “TENER POLÍTICOS FORMADOS EN VALORES AUTÉNTICOS QUE ENTIENDAN Y ATIENDAN CABALMENTE EL REAL SIGNIFICADO DE LA PALABRA SOCIOLOGÍA, PERO MÁS AÚN, EL CONTENIDO DEL TÉRMINO “POLÍTICA” Y “DEMOCRACIA”.
Para aspirar a tener gobiernos eficaces, que promuevan leyes justas y provechosas a favor de la sociedad en su conjunto se requiere que los organismos gubernamentales alberguen a personas que, así como ambicionan el poder y el mando, por encima de tales intereses, favorezcan las necesidades más sentidas de la población.
Así pues, en el contexto de la desigualdad que vive México, no han dejado de surgir grupos que se hacen llamar defensores de los intereses del pueblo. Sin embargo, estos tampoco ofrecen esa respuesta cierta a sus legítimos reclamos.
HOY, COMO EN TODOS LOS TIEMPOS, habrá de existir una gran ambigüedad en el empleo que muchos políticos le dan a las palabras “política” y “democracia”. Por ello, los ciudadanos, debemos emplearlas en todos los ámbitos de la vida, dándoles un alcance real, a partir especialmente de la actividad de promoción humana, donde tiene lugar la lucha por la justicia.
Sin duda, de aquí habrán de surgir muchos compromisos y los elementos necesarios que, en la experiencia misma, nos enseñarán cómo llegar a formar y proyectar una voluntad cierta y realista de promoción de la justicia, acción que solamente es realizable en el ámbito social y colectivo.
……Hasta la próxima, si Dios, nos lo permite

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