Gini, Lorenz y el Cierre de la Brecha de Conectividad Móvil


Ernesto Piedras
La Brecha de Desarrollo se define como el diferencial en la disponibilidad de satisfactores materiales y de bienestar entre los países, hogares y personas, tales como el ingreso, el acceso a salud, la educación, oportunidades, conectividad, entre otros factores. Destaca el papel que juega la equidad en el acceso a la conectividad, al ser una herramienta que facilita la apropiación de contenidos educativos, información, además de que puede ser aprovechada como plataforma de transparencia.
El cierre de la brecha desarrollo significa precisamente la cobertura de todos esos eslabones entre todos los segmentos de la población. La conectividad universal, siendo un derecho básico del ciudadano elevado al plano constitucional, es un catalizador para cumplir el objetivo de desarrollo equitativo.
La brecha de conectividad, en su dimensión móvil, ha venido acelerando su proceso de cierre en años recientes.
En México, 9 de cada 10 personas ubicadas en los Niveles Socioeconómicos (NSE) más bajos (89.2% del total en niveles D/E) cuentan con una línea celular y la usan con servicios de voz y de navegación, a pesar de registrar limitantes de ingreso y acceso a otros satisfactores. Esto indica que, en su función de utilidad, ponderan muy alto el beneficio de la conectividad. Por lo que toca a los niveles más altos, su penetración es ligeramente superior: medio C/C- de 100.8%, medio alto C+ de 104.7% y el alto A/B, de 107.4%.
Otra forma de calcular los avances en el abatimiento de la desigualdad en el acceso a conectividad móvil es provista por el Índice de Gini, medida económica de la disparidad existente, por lo regular en términos de ingreso, pero también aplicable a métricas de conectividad, entre los habitantes de un territorio o país. El Índice de Gini se mide entre 0 y 1, en donde cero representa la máxima igualdad (todos los individuos cuentan con acceso a servicios) y 1 la máxima desigualdad (solo un individuo cuenta con acceso a servicios).
En México y de acuerdo con información de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) 2016 del INEGI, el coeficiente de Gini es 0.448 un nivel que representa una marcada y reiterada inequidad en la distribución del ingreso, prácticamente al mismo que en 2010 (0.445).
Por su parte, la medición del Índice de Gini para el acceso a telecomunicaciones móviles, con base en la misma metodología y fuente, resulta ser acentuadamente inferior, 0.072. Su nivel tan cercano a cero revela una elevada equidad de acceso a esa conectividad entre los hogares e individuos de distintos niveles de ingreso, incluso los más bajos.

Más aún, al comparar este dato con el correspondiente 2010 (0.174), tuvo lugar un avance significativo en términos del acceso universal a las telecomunicaciones móviles.
Esto último se puede representar gráficamente a través de la curva de Lorenz. Esta ilustra la distribución del ingreso (o en este caso el acceso a servicios móviles) entre los hogares mexicanos por decil de ingreso. En la medida en la que la curva se aproxime a la línea de igualdad (45º), existirá una distribución más equitativa del ingreso o del acceso alíneas móviles entre los hogares mexicanos y el Índice de Gini será menor.
Así, se identifica que existe un acceso más igualitario a servicios móviles frente a la distribución del ingreso corriente entre los hogares mexicanos.
Amerita destacar que, al comparar las Curvas de Lorenz del acceso a servicios móviles de 2010 y 2016, se observa un mayor nivel entre los hogares de deciles de ingreso más bajos, es decir, se registra un mayor acercamiento a la línea de igual. Esto se traduce en que los hogares más pobres cuentan con acceso a servicios móviles en un nivel más cercano al de los hogares más ricos que hace seis años.
De ello deriva lo que podemos denominar un escenario de optimismo cartesiano, es decir, un optimismo basado en la evidencia numérica del cierre de la brecha de conectividad a estos servicios. Este escenario tiene el potencial de detonar el cierre de otras brechas asociadas e interrelacionadas como, por ejemplo, las de productividad, de acceso a educación, a salud, e incluso de ingreso.
No es posible cerrar la brecha de desarrollo integral sin cerrar las diferentes brechas particulares. Pero por su importancia, cerrar la brecha de conectividad significa detonar el correspondiente cierre de brechas de productividad, educativas, culturales y así, sucesivamente.
Sigue pendiente articular efectos similares en otros servicios como la banda ancha fija, en la de dinámica de la calidad del servicio, de economía digital y de los demás indicadores de la conectividad nacional. Sin embargo, hoy, el segmento móvil reporta ya estos buenos resultados y perspectivas.
Su universalización dependerá de la creciente competencia efectiva en el mercado, así como de la articulación social de esfuerzos que pueden estar enmarcados en una Agenda Digital Nacional.

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