EN LA ESPIRAL


Vicente González García
APOSTARLE A LA CULTURA DE LA VIDA ES ABRIRSE A UNA CONVERSIÓN INTEGRAL
¿Quién puede negar que las cosas que tienen un brillo atrayente, como son entre otras más, el oro, la plata, y los diamantes, recrea y deleita la vista? Y ¿qué decir del tacto y la posesión de estos objetos, que son considerados un estimulante para la existencia humana, o mejor aún, que proporcionan una seguridad eficaz y poderosa para que hombres y mujeres se sientan superiores ante los demás, a quienes se cree se puede mandar y someter con el poder que estos bienes perecederos proporcionan?
¿Quién puede objetar que, estas cosas inferiores frente a al propósito real de la vida, aunque sean realidades en el mundo actual, no dejan de ser pasajeras, y, si bien comunican sobradas satisfacciones, al final del día gratifican al hombre con un vacío y un sin sentido de vida?
Pese a estas realidades, ¿cuántos somos los que en ese afán desmedido por poseerlas de forma deliberada, seguimos dispuestos a hacer lo que sea, valiéndonos un bledo si violamos los derechos de los demás, incluyendo el don de la vida misma?
Hoy, nadie puede decir que ignora que, TODA ACCIÓN TRAE UNA REACCIÓN. Y es que, ante tales atropellos, ¿QUÉ SUCEDE CUANDO TENEMOS QUE ENFRENTAR LAS CONSECUENCIAS DE NUESTRAS ACCIONES?
Es cierto que muchos, no siquiera empezamos a tragarnos los efectos que estas producen, cuando ya queremos renunciar a la existencia. Pues, a decir verdad, quienes de una u otra forma nos embutimos en este contexto de vida de inclinaciones torcidas para satisfacer nuestros perversos deseos, ¡JAMÁS NOS PREPARAMOS A PAGAR LOS COSTOS DEL DISFRUTE POR HABER OBTENIDO DE FORMA ILÍCITA LO QUE NO PUDIMOS TENER DE MANERA JUSTA, Y POR HACER LO QUE NO DEBÍAMOS HACER!
¿Acaso serán, las conductas antes citadas, así como el remolino barbaridades que venimos padeciendo, un claro indicador de que la tradición de los pueblos sigue viéndose desafiada por un proceso de cambios insubstanciales que no abonan sino caos a la existencia humana?
Quizá, pocos sean los que desconocen que dichos cambios ya nos han instalado en un punto de crisis de valores humanos y cristianos. Hoy, hemos erigido en ídolos un conjunto falsos valores que, como familia, y como sociedad nos han orillado al cruel indiferentismo.
Claro que, ese indiferentismo firme y egoísta ha logrado que las nuevas generaciones, entre las que se cuentan a miles de niños, adolescentes y jóvenes, estén pagando ¡¡LO QUE NO DEBEN!!
El precio que pagan es demasiado elevado; es el de su propia felicidad y la pérdida de las estructuras habituales de su existencia, debido a los trastornos de vida que les hemos heredado.
Para muchos, posiblemente los costos que se pagan nos parezcan demasiado comunes, al grado que difícilmente haríamos un alto en el camino para preguntarnos, ¿hacia donde estamos yendo? ¿Al encuentro de la nada?, ¿al encuentro del sin sentido de la vida?; porque, reiteramos, al final del día, ¡¡LAS COSAS SE VUELVEN MONÓTONAS, HARTAN, CAUSAN NÁUSEAS, Y SENTIMOS EL VACÍO DE LOS AÑOS VIVIDOS; LLEGAN LOS DOLORES, PENAS Y RESENTIMIEMTOS POR LA MISERIA DE VIDA QUE LEGAMOS A NUESTROS RETOÑOS!!

Así pues, en tanto la existencia de nuestros jóvenes transcurre como tren sobre carriles oxidados, ”DURMIENDO MAL Y COMIENDO PEOR”; deteniéndose y refugiándose en el espejismo de vida irracional que les legamos y que forma parte del engranaje de una monotonía espantosa, muchos padres de familia hemos llegado a tal grado con nuestra indolencia que, sin preguntarnos nada, sin cuestionarnos nada, y sin alzar la mirada de la despreocupación continua que, falsamente, no mortifica y no consume, “CON MUCHA CIENCIA MUNDANA Y POCA CARIDAD, NOS SIGUE VALIENDO “MADRE” LO QUE SUCEDA O DEJE DE SUCEDER”.
¿TENEMOS PUES QUE SEGUIR AMANDO Y APAPACHANDO LA PERDICIÓN, LA CULPA Y LA MISERIA QUE NOS PROPORCIONAN LOS ÍDOLOS DE LA RIQUEZA Y EL PODER QUE NO ES OTRA COSA sino, EL CÁNCER (mal moral que arraiga en la sociedad sin que se le pueda poner remedio) QUE SURGE DE UNA FORMA DE VIDA CÓMODA, AMBICIOSA Y CALCULADORA?
Es de suma importancia reiterar que en el seno de nuestras familias, no somos pocos los que hemos dejado constituir y afianzar, ese cáncer que sigue segando miles de vidas, bajo las formas de supuestos valores supremos que finalmente sólo producen hastío, y entre los que se cuentan, la civilización del consumo hedonista (tendencia a buscar lo más cómodo y placentero), y la voluntad de poder y dominio.
Este cáncer que hoy por hoy, muchos lo seguimos valorando como un símbolo nuevo, aunque en realidad sólo comporta en su real y auténtico contenido un monstruo de dimensiones incalculables preñado de las mismas viejas artimañas.
Sin duda pues, en lo individual, familiar y social, nos sigue faltando la voluntad y firme decisión de proponernos metas más humanas, y a éstas, darles su cabal cumplimiento, para así, gradualmente ir desentrañando los problemas morales que nos afectan.
La tolerancia exagerada que seguimos dando a LAS CONDUCTAS Y PRÁCTICAS INMORALES, AL IR EN CONTRA DEL ORDEN NATURAL DE LAS COSAS ESTABLECIDAS POR DIOS, ROMPEN LOS LAZOS DE TODA SOCIEDAD HUMANA Y LA ENCAPSULAN “EN LA HINCHAZÓN” DE UNA SOBERBIA TAL, QUE, LA INFLAMACIÓN QUE PRODUCE SE APODERA DE SU ROSTRO Y POCO A POCO LE SIGUE ENTORPECIENDO LOS SENTIDOS PARA QUE SIGA AMANDO LA VANIDAD Y BUSCANDO LA MENTIRA QUE JUSTIFIQUE SUS PROPIAS PERVERSIDADES.
Estas innobles conductas que ofenden la dignidad de todo ser humano, son los fantasmas que, no pocos católico abrazamos, evitando así, vomitar el veneno que con gran facilidad va debilitando nuestra fe y haciendo inútiles y vanos aquellos buenos deseos que se asfixian dentro de nosotros mismos.
Esto, porque nuestro desorden interior, anarquista por cierto, hace que nos entreguemos sin reservas a las cosas pasajeras, a esos ídolos de la riqueza y el poder absolutizados que nos han conducido a cargar sobre nuestras conciencias los nefastos y devastadores daños que siguen cobrando forma humana en nuestros jóvenes a través de la violencia ejercida en sus más claras expresiones como son, entre otros más: la drogadicción, el alcoholismo, asesinatos, secuestros, violaciones sexuales, abortos, relaciones sexuales prematrimoniales, uniones libres, homosexualismo, etc., etc.
¿CUÁNDO PUES CONSIDERAMOS QUE DEBEMOS CAMBIAR NUESTRA FORMA DE VIDA? ¿ACASO SERÁ UN DÍA ANTES DE MORIR?
Pero, ¿SABEMOS CUÁNDO VAMOS A MORIR? Evidentemente que ¡¡NADIE SABEMOS EL DÍA NI LA HORA EN QUE NUESTRO CUERPO MATERIAL RETORNE AL POLVO DEL QUE FUE FORMADO!!
Por tanto, lo mejor que podemos hacer es ¡¡CAMBIAR DESDE EL DÍA DE HOY!! toda vez que, ¡¡NO SABEMOS SI EL DÍA DE MAÑANA ESTEMOS MUERTOS!!
¡¡¡Apostémosle a la cultura de la vida a través de una conversión integral!! La conversión integral no se refiere propiamente a las cosas externas, sino, a la que representa esas grandes dimensiones espirituales para erradicar ese cáncer que muchos llevamos dentro y que nos tiene hundidos en un sepulcro de muerte eterna.
Esa conversión a que debemos aspirar y, si es nuestra decisión alcanzarla, se irá dando gradualmente con la práctica de los valores humanos y cristianos, y nos llevará a salir de nosotros mismos. Es decir, vaciará nuestros egoísmos, ambiciones y chapucerías, vanidades y orgullos, para que sea Dios el que viva en nosotros y nosotros en El.
Ejercitémonos pues para que exista en cada uno de nosotros una estrecha relación entre el corazón y la mente, porque del corazón sale lo bueno y lo malo; y, la mente discierne y toma decisiones para bien ó para mal.
…………Hasta la próxima, si Dios, nos lo permite….

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