Con amor y fe, trazan caminos para el regreso de las ánimas en la zona Lacustre de Michoacán


Tzintzuntzan, Michoacán, a 1 de noviembre de 2019.- Con sentimientos a flor de piel y alegría en el corazón, habitantes de Tzintzuntzan y Santa Fe de la Laguna ya preparan el camino para la llegada de sus seres queridos que han dejado este mundo.
A los panteones ubicados en este punto de la zona Lacustre de Michoacán, ya han empezado a llegar familias completas para adornar, llenar de cempasúchil y velas, las tumbas de quienes han partido, cuyas almas regresarán la noche del 1 para amanecer el 2 de noviembre, guiados por el olor de la flor y la luz de las ceras.
En uno de los panteones de Tzitzuntzan, se encontraba María de la Luz Cira, quien escogía las mejores flores para colocarlas en la tumba de su padre; mientras se las ingeniaba para que luciera lo más bonita posible, platicó del significado de esta creencia para ella y su familia, quienes en casa ya preparan mole y tamales, que era lo que más le gustaba en vida a su papá.
«Es una alegría la que siento yo en mi corazón de saber su presencia, que yo estoy con él y que él vendrá con nosotros, aunque no podamos verlo como quisiéramos, pero su espíritu viene».
A unos metros de ella, María Natividad Barriga Saldívar, quien vive en otro país, pero su origen está en Tzintzuntzan, junto con su familia adornaba las tumbas de sus abuelos, sus padres y la de una sobrina; aunque más de cinco personas ya colaboraban para preparar las tumbas, serán más de seis horas de trabajo, dijo.
Con lágrimas en los ojos, Natividad compartió su experiencia al vivir esta tradición para honrar a su madre: «se siente la sensación de su presencia, yo lo sentí, mi mamá estuvo conmigo y eso me emociona porque me da mucho gusto, es algo muy especial para mí; esta es una forma de honrar su memoria», expresó.

En otro panteón, pero de Santa Fe de la Laguna, se encontraba José Refugio Manríquez Pérez quien adornaba la tumba de su esposa, que apenas hace unos meses murió; dijo que se prepara una fiesta en su casa para esperar el alma de ella, y es que así se acostumbra para aquellos difuntos que tienen poco de haberse ido, así, familiares y amigos acercarán ofrendas y ofrecerán comida que a ella le gustaba en vida.
«En nuestra casa preparamos un altar para ella, nuestra tradición que nos dejaron nuestros antepasados dice que ellos regresan a convivir con nosotros, con los que todavía no nos vamos», explicó.
Hacía el fondo del panteón, estaba María Francisca Lemus Manríquez adornando la tumba de su madre junto con su familia, llenarla de flor y veladoras es lo más importante para que el alma de su mamá reconozca el camino.
«Adornamos con Cempasúchil y velas, pero también con una ofrenda de fruta y esperamos la visita de mi mamá, creemos que sí viene a visitarnos; venimos con mucho gusto a ponerle sus flores», explicó.

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