MISCELANEA POLITICA Y FINANCIERA
CCP ENRIQUE SALCEDO
Cuando en algunas ocasiones estoy solo en mi casa durante un fin de semana tengo la costumbre de asomarme a mi modesta biblioteca y revisar si por ahí hay un libro que no haya leído o que habiéndolo hecho ya, no recuerdo bien su contenido, pero me queda el gusanito de que me había gustado.
Así estaba el fin de semana pasado, cuando por ahí me cerro un ojo un libro de bolsillo de editorial juventud, editado en 1985, (¡huuuy ya la editorial ni existe ¡) y que lo agarro; “Genio y carácter” de Emil Ludwing, judío nacido en Alemania y que junto con Stefan Sweig forman el dúo, a mi parecer; de ser los mejores biógrafos del mundo del siglo pasado.
Lo abrí al azar y que comienzo a leer: “El cristianismo ha glorificado a los más humildes y contemplativos, no a los hombres de acción; los antiguos paganos glorificaban la grandeza de pensamiento, la fuerza corporal y todo lo que hacía al hombre animoso. Y así, el mundo ha caído en manos de los villanos, que gobiernan sencillamente porque los hombres, con la esperanza de entrar en el Paraíso, prefieren sufrir los agravios a vengarlos.”
“En este libro, EL PRINCIPE, no se establece filosofía del estado, ni literatura, ni dogma político, es la realidad calva y desnuda lo que revela; las cosas tal como son. Se combate a la iglesia como poder temporal. La edad media veía la mano de dios en todas las cosas, pero aquí, por primera vez, se coordinan hechos sociales. Por primera vez se manifiesta con claridad que la estupidez o la habilidad de los príncipes, ministros y generales, o el genio y la experiencia de los estadistas, decide el destino de las naciones.”
“Todos los medios, dice MAQUIAVELO, son buenos para la consecución de un fin político y para asegurarse un poder creciente. Rómulo se vio obligado a matar a su hermano antes de fundar Roma, porque un estado solo puede fundarlo un hombre. Todas las medidas necesarias para el mantenimiento del orden son permisibles. Una crueldad razonable, si podemos expresarnos así, es la perpetrada de una vez en beneficio de la propia seguridad; una crueldad estúpida es la que nos vemos obligados a prolongar. Es necesario calcular de antemano las crueldades que serán necesarias, ejecutarlas simultáneamente y, luego dar al pueblo una sensación de seguridad; de otra manera, se ve uno a mantener siempre la espada desenvainada. Beneficios, sin embargo, deben distribuirse gradualmente para que el efecto dure más tiempo. La crueldad de Cesar Borgia conservó la Romaña junta, unida y en paz, y fue así mucho más humano que los florentinos, que no queriendo ser considerados crueles, permitieron la ruina de Pistoya por las luchas de los partidos. El ideal sería ser amado y temido al mismo tiempo, y esto es posible sin ser odiado si uno se abstiene, en todos los casos, de embargar la propiedad de sus súbditos, de tocar a sus mujeres y de vertir sangre sin causa. Pues la gente digiere antes la muerte de un padre que la pérdida de su dinero.”
“Todos estos pensamientos los han conocido los poderosos de la tierra desde el principio de la historia, pero se han conservado en secreto y negado desde los principios del cristianismo, aunque, por otra parte, se han puesto en práctica constantemente. Maquiavelo nunca incitó al asesinato y a la falsía; fue sencillamente, el primer hombre que dijo que el cristianismo no podía evitar estos males, sino solo velarlos.”
“Seguramente es recomendable el cumplimiento de la palabra dada –escribe-, pero ha habido príncipes que engañaron a la humanidad y fueron capaces de realizar grandes hechos. Un gobernante debe ser hombre y bestia al mismo tiempo, vulpeja y león. Y no puede ni debe cumplir su palabra cuando su palabra se vuelve contra el… me atrevo a sostener que es altamente desventajoso ser siempre sincero; es útil por otra parte parecer piadoso, y fiel, humano y devoto. Nada es más necesario que la apariencia de la virtud; los hombres juzgan más con los ojos que con el entendimiento. Todos tienen los ojos abiertos, pero hay pocos que tengan el sentido necesario. Todos ven lo que uno muestra; pocos aciertan lo que uno es.”
“En todas estas ideas, más tarde objeto de tan apasionadas controversias, no hay nada que cada estadista u hombre de mundo no haya pensado cien veces; pero antes de Maquiavelo y, generalmente, también después, nadie se ha atrevido a expresarlas.”
Hasta aquí Emil Ludwing y Nicolás Maquiavelo, este último no pasa de moda en sus planteamientos en cuanto a la teoría moral y política se refiere, aunque de moral no tienen nada muchos neoliberales y aunque sabemos que los políticos en términos generales solo hablan sin aparente sentido, la verdad sea dicha; su comportamiento hipócrita los hace parecer eruditos en historia, que, por otro lado; en el fondo ni siquiera saben de la existencia de la materia. De paso habrá que decir que hay políticos leídos, pero son muy pero muy pocos. Me atrevo a decir que al menos en nuestro distrito, sobran quien, en su vida, jamás han leído UN LIBRO.
Si reflexiona un poco lo expuesto aquí, sacará como conclusión que mucho bien les haría leer al maestro Maquiavelo a ver si se salpican de algo de moral, ya que al fin y al cabo no todas sus apreciaciones son nocivas, al contrario; hay algunas que bien harían nuestros gobernantes en aplicarlas, aunque se enojaran los de los derechos humanos.
El libro recomendado es por hoy el mismo con que inicié esta colaboración.