EN LA ESPIRAL


Vicente González García
“LO MEJOR DE LA PERSONA HUMANA ES EL AMOR”
Como miembros de una sociedad mayoritariamente creyente, sin duda, es cuantioso el número de personas que no deseamos darnos cuenta que todas las cosas de este mundo son transitorias, y que estas tienen un valor temporal, y nada más.
Es decir, los bienes que cada persona ha logrado obtener, son beneficios entre pausas, y estos, solamente adquieren un valor antes del borde de la muerte.
Las cosas son bienes y valores solamente son herramientas para vivir en el camino por esta tierra, donde cada quien, debe hacerse responsable de habilitarse desde aquí para el Reino de Dios hacia el que todos estamos invitados. SOLAMENTE LOS BIENES FUTUROS (esos bienes que no alcanzamos a discernir cabalmente), LOS BIENES DEL REINO CONSUMADO, SON PERPETUOS Y TIENEN UN VALOR INFINITO.
Pese a estas verdades irrebatibles, parece que nos hemos olvidado, o bien, hemos elegido deliberadamente dejar de lado la responsabilidad de ser verdaderamente libres, y así tomar una decisión y reaccionar de manera diligente ante las cosas, ambientes y personas de que estamos rodeados.
Por tanto, no es extraño que, muchos hayamos elegido de manera indolente que nuestras actitudes se vean arrastradas por las costumbres y esa gran mezcla de culturas que en las últimas décadas hemos ido adoptando como propias.
Y, claro que, tras no desear romper con este tipo de esquemas de vida, y adormecidos en la comodidad de lo placentero (aunque despiadado), símbolo con el que se sigue caracterizando nuestra forma de militar en este mundo, no alcanzamos a distinguir que estos diseños de vida, están hechos por mentalidades mutiladas, las que, a pesar de seguirnos mintiendo sobre el verdadero propósito de la vida, nos dominan e imponen sus propios criterios.
No obstante, aunque lo percibamos, nuestras vidas y decisiones, siguen siendo controladas por todo tipo de concepciones falsas que nos ofertan. Tales artificios, sabemos que, ni siquiera por disimulo, forman una visión global y una respuesta sobre el sentido propio de la existencia; pero, lo absurdo de todo esto, es que sin advertencia alguna, muchos compramos y consumimos este tipo de “visiones chatarra de vida”.

Así, en este ámbito de tiranías, vemos que aparecen sin ningún escrúpulo los grandes conquistadores como son entre otros más, la política, el poder, el ajetreo sin respiro que solamente conduce al hombre al afán del acumulamiento de riqueza y poder; más, por si algo faltase en el contexto de las grandes dimensiones de la vida humana, también emerge la pereza.
Contagiados pues por los grandes avances de la ciencia y la tecnología, posponemos la idea de reflexionar siquiera un instante para deducir cabalmente, que el peligro no está en las cosas del mundo, sino en el corazón del hombre, sometido por el egoísmo y la codicia.
Igualmente, en ningún tiempo deseamos conocer, que sin la fe y sin la gracia, como seres humanos hechos a imagen y semejanza de Dios, no conseguiremos abrazar un proceder equilibrado frente al mundo, amando auténticamente las cosas y, conjuntamente, cultivando ante estas una independencia total.
PARA MUCHOS QUE POSIBLEMENTE LO IGNOREMOS, ES DE VITAL IMPORTANCIA SABER QUE, “LO MEJOR DE LA PERSONA HUMANA ES EL AMOR”.
De ninguna manera debemos confundirnos dando crédito a lo que LOS AMANTES DE LA DESCONFIANZA GENERAL, ESCÉPTICA Y AGNÓSTICA TRATAN DE HACER PASAR POR VERDAD LO QUE ES MENTIRA, al explicarnos con lujo de detalle que lo mejor del hombre es: tener riqueza, poder y prestigio; presumir que se tienen tantas propiedades en zonas residenciales; obtener vehículos de lujo, ser dueño de tal o cual cadena de tiendas de autoservicio y departamentales; conseguir un puesto de primer nivel en tal o cual gobierno, o bien, ser Senador, Diputado, o Presidente, porque esto permite gozar de poder para estar por encima de los demás.
Esto evidentemente que es una gran falacia. Y sobre esto, el Papa Beato Juan Pablo II, afirma contundentemente en su carta Apostólica “FE y RAZÓN” que: “…..La filosofía moderna, dejando de orientar su investigación sobre el ser, ha concentrado la propia búsqueda sobre el conocimiento humano. En lugar de apoyarse sobre la capacidad que tiene el hombre para conocer la verdad, ha preferido destacar sus límites y condicionamientos”.
Por ello, bien cabe preguntarse: ESTE TIPO DE PRESUNCIONES Y FANFARRONERÍAS, ¿DE QUÉ LE PUEDE SERVIR AL HOMBRE? ¿ACASO LE HACE MEJOR QUE LOS DEMÁS? LOS QUE SE SIGUEN LUCHANDO POR MANTENER ESTA IDEA DE VIDA, ¿CREERÁN QUE ESTÁN HECHAS DE UNA MATERIA DISTINTA QUE SUS PRÓJIMOS? CON LA RIQUEZA Y PODER QUE DICEN TENER SOBRE LOS DEMÁS, ¿LOS HACE MEJORES PERSONAS? CONSIDERAN QUE, CON JACTARSE DE SUS CUANTIOSAS FORTUNAS, RESIDENCIAS, Y AUTOMÓVILES, ¿ESTÁN DÁNDOLE CABAL CUMPLIMIENTO AL MANDAMIENTO DE AMAR A SUS HERMANOS QUE VIVEN EN LA PEOR DE LAS MISERIAS QUE SE DENOMINA INJUSTICIA?
Como miembros de una comunidad que está llamada a promover, vivir y cultivar los valores humanos y cristianos que nos guían a la consecución de una vida mejor y trascendente, y orientada según el modelo de Cristo, es ineludible observar y poner en práctica lo que nos enseña el CONCILIO VATICANO II: “Cumplir antes que nada las exigencias de la justicia para no dar como ayuda de caridad lo que ya se debe por razón de justicia; suprimir las causas y no sólo los efectos de los males y organizar los auxilios de tal forma que quienes lo reciben se vayan liberando progresivamente de la dependencia externa y se vayan bastando por sí mismos”. (AA 8).
“La nueva Justicia exigida por Cristo, no es pues, un simple culto externo o una ceremonia ritual”. Así lo enmarca Severino María Alonso, C.M.F. en su obra literaria “Las Bienaventuranzas y la Vida Consagrada en la Transformación del Mundo”, (del instituto teológico de la vida religiosa). Y, precisa: “Es ante todo, una sumisión gozosa y filial, sin condiciones, a la voluntad amorosa del Padre y un compromiso de amor fraterno hacia los hombres”.
La justicia que Jesús pide para darse de alta en el Reino, subraya el religioso SEVERINO MARÍA ALONSO: “….es <>, consta de una señal y mensaje muy distinto que la de los escribas y fariseos (cf. Mt. 5, 20). Debe apoyarse mucho más en la misericordia y bondad de Dios que en los méritos propios y debe expresarse en el amor sincero a los demás”.
…hasta la próxima, si Dios, nos lo permite…….

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