EN LA ESPIRAL


Vicente González García
CRISIS DE VALORES Y CRISIS ECONÓMICA: ¿CUÁL DAÑA MÁS?
No es raro en nuestros días escuchar continuamente de la crisis económica por la que se está pasando. Sobre todo, es un sinnúmero de padres de familia quienes aseguran que apenas sí alcanzan para adquirir lo necesario para la manutención de sus familias. Esto, aseguran, debido al aumento desmesurado de los productos de la canasta básica.
Los precios del huevo, el frijol, las tortillas, verduras y el Gas para cocinar, se encuentran por las nubes. Y si a esto se le agregan la angustiosa ola de desconfianza en la que se vive; la corrupción en la forma de lo económico y lo moral que se sigue dando en las administraciones públicas, en los negocios particulares, y en muchos otros campos de la vida social, donde algunas autoridades civiles siguen otorgando privilegios ocultos a determinados grupos y personas acaudaladas, sencillamente, el ambiente de vida se convierte extremadamente confuso.
Igualmente, no flaquean las quejas, cuando queda al desnudo algún fraude económico perpetrado por algún funcionario público, y más aún, cuando no es llamado a comparecer ante las instancias correspondientes del gobierno y sea sancionado conforme a lo enmarcado n las leyes vigentes, sino que contrario a esto, en muchos casos, se les brinda todo tipo de ayuda, con interpretaciones de la ley a partir de criterios muy personales para deslindarlo del ilícito cometido.
Así, ante esta serie de situaciones que a diario se desencadenan, y donde queda al descubierto una manifiesta y acusadora impunidad; una justicia ausente e inoperante, o bien, retardada y selectiva, donde los sectores de población más vulnerables siempre llevan las de perder, bien sea porque la ley está en contra de ellos, o porque algunos jueces se dejan comprar, la mayoría de los ciudadanos quedan decepcionados. Es así como se explica la vigencia del viejo adagio que dice: “¡¡POBRE QUE ROBA ES LADRÓN, RICO QUE ROBA ES BARÓN!!”.

También, existe una gran cantidad de personas que, gracias a la usura de prestamistas sin escrúpulos, y por la falta de un empleo seguro y bien remunerado, han ido perdiendo poco a poco sus pertenencias y ahorros, llegando incluso a hipotecar sus viviendas para quedar con las manos vacías y una gran carga de endeudamientos.
Indudablemente que estas personas, corren el riesgo de confundirse y extraviarse en su Fe, e incluso, al no encontrar explicación alguna a los problemas que los aquejan, optan por renunciar a ella.
Es una realidad inobjetable que en todos los países “EXISTEN LAS INJUSTICIAS, LA CORRUPCIÓN, LA IMPUNIDAD, Y OTROS VICIOS MÁS QUE FALSEAN LA HONESTIDAD Y EL SENTIDO MISMO DE LA VIDA DE LA PERSONA HUMANA”; más también es cierto que todos en mayor o menor grado formamos parte del problema. Es decir: ¡¡TODOS SOMOS RESPONSABLES DE LO QUE ACONTECE EN EL DIARIO VIVIR!!
Ciertamente que es doloroso aceptar estas realidades inseparables de nuestra existencia, y tan lo es que, AÚN NOS SEGUIMOS QUEJANDO DE ESE CÁNCER QUE NOS SIGUE CARCOMIENDO Y DEBILITANDO COMO PARTE DE ESA SOCIEDAD DE SERES HUMANOS HECHOS A IMAGEN Y SEMEJANZA DE DIOS.
Más, siendo honestos con nosotros mismos, ¿acaso, en más de una ocasión no hemos envidiado a muchos que han logrado el éxito económico y prestigio, aunque dichos logros sean frutos de procedencia dudosa? ¿No hemos pensado que el éxito y acumulamiento de bienes materiales que alcanzan muchos, es porque consideramos que son personas buenas, y los que fracasamos “SOMOS LOS MALOS?”.
Ante este tipo de situaciones ¿no hemos renegado de nuestra fe en Dios, creyendo que El, parece no saber lo que nos pasa? ¿No hemos llegado al extremo de calificarnos de estúpidos por ser honrados y seguir creyendo en El?
En realidad, creemos que, con el hecho de poseer poder económico, comodidades, lujos y ser considerados importantes ante la sociedad, es lo que nos hará eternamente felices?
Si yo complazco mi egoísmo personal que lleva una relación expresa con mi conducta y carácter, significa que lo deseo todo para mí, experimentando un gran placer, aunque este placer me vuelva un codicioso despreciable, por no estar dispuesto a compartir con nadie lo que tengo, esto, ¿importa realmente algo para mí que, me he fijado el propósito de tener más y más para ser más que lo demás por el hecho de tener más?
Baste pues recordar que “LA AVARICIA y LA PAZ ESPIRITUAL SE EXCUYEN MUTUAMENTE”. Igualmente, habrá que tener en cuenta que, conforme se avanza en edad, llega de forma inesperada esa realidad a la que nadie escapamos, y en ocasiones, es un poco tarde para entender que, “el hecho de haber tenido y saboreado de todas esas comodidades materiales, ¡¡nunca bastaron para alcanzar esa paz y tranquilidad interior que siempre anhelamos!!
Tarde nos damos cuenta que nuestras vidas las encaminamos por un sendero engañoso, por un camino que no trasciende, sino que se estanca y se corrompe. Suele pues suceder que, cuando no actuamos con recta razón en nuestro peregrinar por este mundo, siempre buscaremos soluciones en las cosas que solamente confunden la finalidad de la vida, y el desprecio hacia los valores fundamentales que nos hacen ser dignos ante la mirada de Dios.
Hoy, ciertamente estamos pasando por una seria crisis económica, pero también, “DESDE MUCHOS AÑOS ATRÁS VENIMOS PADECIENDO UNA NOTABLE CRISIS DE VALORES HUMANOS Y CRISTIANOS”.
Aquí, la pregunta obligada sería: ¿CUÁL DE LAS DOS CRISIS NOS HA AFECTADO MÁS?
……..Hasta la próxima, si Dios, nos lo permite…….

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