EN LA ESPIRAL

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Vicente González García

“JUSTICIA Y VERDAD: NORMAS FUNDAMENTALES QUE NO SE DEBEN IGNORAR”

En el amplio campo de las realidades temporales que a diario enfrentamos, aunque muchas de estas exigen de nuestra parte una atención especial como son, la familia y la educación, también es de vital importancia considerar la actividad política. Esto, porque en ella se encierra un vasto campo que abarca desde la acción de elegir libremente a los gobernantes, incluyendo también la militancia y liderazgo de algún partido político; pero más aún, lleva implícito la responsabilidad de ejercer cargos públicos de diferentes niveles.

Es por ello que la actividad política, no se debe de dejar de observar como una actividad que requiere de especial interés por parte de la sociedad en su conjunto.

Ante estas perspectivas, es preciso que todos, creyentes católicos y personas de buena voluntad, busquemos y promovamos en todos los casos el BIEN COMÚN con miras a su justa aplicación, y así, desentrañar viejos vicios que degradan y vulneran la dignidad del hombre y sus derechos inalienables. Igualmente con la procuración y aplicación de este principio irreemplazable, se solucionaría la andanada de delitos que se cometen diariamente en contra de los más débiles y necesitados.

La procuración y práctica del BIEN COMÚN, como lo enseña la Doctrina de la Iglesia Católica, no se reclama otra cosa sino, “LA CIMENTACIÓN DE LA PAZ, DE LA LIBERTAD Y LA JUSTICIA, ASÍ COMO LA INSTAURACIÓN DE ESTRUCTURAS MÁS JUSTAS Y FRATERNAS”.

Sobre lo anterior, el Episcopado Latinoamericano en su III Conferencia General verificada en la Cd. De Puebla en Enero de 1979, acentúa que: “En consecuencia, en nuestro continente latinoamericano, marcado por agudos problemas de injusticia que se han agravado, los laicos no pueden eximirse (librarse) de un serio compromiso en la promoción de la justicia y del BIEN COMÚN, iluminado siempre por la fe y guiados por el Evangelio y por la Doctrina Social de la Iglesia, pero orientados a la vez por la inteligencia y la aptitud (pericia=capacidad) para la acción eficaz”.

Y en este mismo orden de ideas, el Papa Beato JUAN PABLO II, en su Alocución (predicación=discurso) a los Obreros de Guadalajara, tras comunicarles que si: “PARA EL CATÓLICO NOS BASTA LA DENUNCIA DE LAS INJUSTICIAS, –a éstos, a los creyentes–, SE LES PIDE SER EN VERDAD TESTIGOS Y AGENTES DE LA JUSTICIA”.

Por tanto pues, si las realidadestemporales son nota característica y propia del laico y de su espiritualidad, toda vez que lo llevan a actuar en la vida familiar, social, laboral, cultural y política a cuya evangelización es llamado, evidentemente que no podrá adentrarse en estos ámbitos sin los instrumentos indispensables.

PARA ELLO, ES OBLIGATORIO QUE SEA EDUCADO TANTO EN LOS PRINCIPIOS COMO EN LOS VALORES DE LA DOCTRINA SOCIAL DE IGLESIA, QUE ORIGINALMENTE SON: “LA VERDAD, LA LIBERTAD, LA JUSTICIA Y EL AMOR”.

Así pues, para dar fiel testimonio de la RELIGIÓN CATÓLICA que muchos decimos profesar, y frente a los problemas que encaramos diariamente, ¿Estamos dispuestos a sumarnos e impulsar la gran tarea, a partir de que <<que todo cristiano se sienta comprometido a ser un trabajador incansable a favor de la paz y un valiente defensor de la dignidad de la persona humana y de sus derechos inalienables>>, como lo manifestó el Papa Benedicto XVI, en su Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz 2007?  

De igual modo, nos comprometemos, como lo especificó también el Papa Beato Juan Pablo II en su Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz en 1998, “Impulsar, mediante la formación de conciencia social y moral”, la colaboración de los ciudadanos para erradicar la impunidad y la corrupción que socavan el desarrollo social y político de nuestro pueblo, se burlan de la ley e ignoran las normas fundamentales de justicia y de verdad?.

“Para los cristianos, nos ilustra en su Exhortación Pastoral la Conferencia del Episcopado Mexicano que, el perdón pertenece a la entraña del mensaje de Jesús y al núcleo de la imagen y experiencia que Él tiene de Dios Padre, misericordiosos con los que sufren y con los pecadores. Al perdonar en la Cruz a sus verdugos, Jesús rompió el círculo perverso que pesaba sobre la humanidad: agravio por agravio, insulto por insulto, crimen por crimen. Los creyentes sabemos que con la fuerza podemos tener la generosidad de perdonar y la humildad de pedir perdón.

No podemos ser ingenuos ante el perdón. No se lo puede pedir sin más; sería desconocer las profundidades del corazón humano, el sentido del duelo, la necesidad humana de expresar los sentimientos de rebeldía y de odio, para poder liberarse progresivamente de ellos. Nadie puede exigir a las víctimas sin más el perdón. Simplemente podemos ayudar a que en los corazones desolados surja un perdón difícil, pero liberador.

Es más fácil exigir a quienes agreden que pidan perdón; sin embargo, estas personas con frecuencia están cegadas  por un erróneo sentimiento de inocencia, por la convicción de la necesidad de su agresión, por las razones que supuestamente la justificaron. Para la reconciliación no basta que se pida perdón sólo por trámite, es necesario el reconocimiento de la culpa y el ofrecimiento de cambiar de conducta agresora. El perdón conduce a la reconciliación y la reconciliación a la paz”.(….) (“QUE EN CRISTO NUESTRA PAZ MEXICO TENGA VIDA DIGNA”)

Ahora, pues, hagamos una profunda y minuciosa reflexión sobre las enseñanzas del Filósofo y Teólogo SAN AGUSTÍN, quien en su obra “Confesiones de San Agustín”  nos advierte: “Que todas las cosas creadas son mudables, y sólo Dios es inmutable”  (CAPITULO XI Pág. 91):    “No quieras, alma mía, hacerte vana siguiendo la vanidad, cuyo ruido tumulto (intranquilidad) hará ensordecer los oídos de tu corazón. Oye también al mismo Verbo eterno, que clama y te da voces para que vuelvas a él, donde está el lugar de tu quietud inalterable, en que nunca el amor se verá dejado ni despedido, si él mismo no deja y despide primero. Atiende a la mudanza de todas las criaturas, que unas dejan de ser para que en su lugar sucedan otras, y así conste de todas sus partes sucesivamente este inferior universo. ¿Por ventura, dice el Verbo divino, yo me ausento y me mudo a alguna otra parte? Pues fija allí alma mía, tu mansión, y entrega allí cuanto tienes (pues de allí lo tienes), siquiera después de verte fatigada con tan repetidos engaños. Vuelve a dar a la Verdad todo cuanto posees, pues de ella lo has recibido, y así lo tendrás más asegurado sin pérdida alguna; antes cobrará nuevos verdores y florecerá lo que esté seco y marchito, se curarán todas tus enfermedades, y cuanto hayas perdido y disipado (corrompido) se reformará, se renovará y se volverá a unir estrechamente contigo; y en lugar de arrastrarte tras de sí todo lo caduco y hacerte bajar hacia la nada, a donde ello camina, todo será estable, firme, y permanecerá contigo estando unida tú a Dios, que siempre permanece y eternamente es estable”(….). (Confesiones de San Agustín CAPITULO XI pág. 91)

          ……………..Hasta la Próxima, si Dios, nos no permite…………

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