EN LA ESPIRAL
Vicente González García
“UN HUMANISMO INTEGRAL Y VITALMENTE CRISTIANO ES CAPAZ DE REPARAR LAS INJUSTICIAS”
Ciertamente, “la madeja” de las formas ocultas de perversión que se encuentran en el origen de las actuales injusticias sociales que, engendradas desde tiempos inmemoriales y hasta el día de hoy siguen teniendo vigencia en las legislaturas federales y locales, ha sido un reto que “no se ha podido”, o “no se ha querido” superar por falta de voluntad de quienes representan al pueblo en ámbito gubernamental.
Hoy pues, este reclamo ciudadano continúa vigente; y, aunque es un deber inexcusable para los parlamentos el cumplir cabalmente con los compromisos que tienen que ver con la justicia social, también estos congresistas deben saber y entender que “el pueblo” no está atado a ese proceder perpetuo de estructuras caducas que solamente siguen generando vicios e injusticias.
Aquí es importante señalar que el pueblo mexicano “NO NECESITA LOS PALIATIVOS” DE UN AMPARO SOCIAL FIGURADO DE AYUDA SOLIDARIA. Tampoco requiere del bombardeo teórico de los FALSOS AVANCES DEMOCRÁTICOS.
Ciertamente que, todo lo relacionado a una justicia auténtica, indiscutiblemente que produciría un efecto provechoso para la sociedad en su conjunto. También, produciría a la vez, UN ANTÍDOTO PARA LA BRUTAL FORTALEZA QUE HAN ALCANZADO LA “CORRUPCIÓN E IMPUNIDAD” EN SUS DIVERSAS MODALIDADES.
Corregir lo torcido en el marco constitucional, además de razonable, justificaría plenamente el trabajo legislativo de muchos que legítimamente se hacen llamar representantes del pueblo.
La realidad actual en nuestro país es que, esos tan sonados y trillados anuncios de “AVANCES DEMOCRÁTICOS”, en lo primordial, aún se encuentran por demás ignorados como para que al menos se pueda decir que, YA EXISTE ALGÚN VESTIGIO DE ELLOS Y QUE, DE FORMA GRADUAL SE IRÁN CONCRETANDO.
Ciertamente que para lograr un régimen verdaderamente democrático, “NO COSTARÁ POCO TRABAJO”. Sin embargo, si los tres órdenes de gobierno en todos sus campos de acción y, a partir de que promuevan el respeto de la persona humana en lo individual y colectivo, indudablemente que se establecerán nuevos caminos “CIERTOS, RAZONADOS y CONCRETOS” para transitar hacia esa transformación social que aportaría las conductas deseadas y conquistar ese anhelado desarrollo humano integral.
Si hablamos de que un Humanismo Integral y vitalmente cristiano es capaz de reparar las injusticias, liberando de las opresiones y desigualdad a los sectores de población más vulnerables, indudablemente NO FALTARÁN LOS TIBIOS, QUE ALZANDO LA VOZ, GRITARÁN QUE: ¡¡LOS GOBIERNOS NO ESTÁN CASADOS CON LA IGLESIA CATÓLICA, Y QUE LA IGESIA NO DEBE INTERVENIR EN POLÍTICA!!
Y bien, a este tipo de personajes que nunca faltan, otorgándoles el beneficio de la duda a partir de que ignoren el significado de la palabra IGLESIA. Primero habría que decirles que, “si en verdad sienten ese odio radical hacia la Iglesia” ¿Acaso ignoran que el ingreso económico que perciben surge de los impuestos que paga el pueblo y que en México su población es mayoritariamente católica?
Por cierto, desde décadas atrás, ciertos actores políticos afirmaban insistentemente que “LA IGLESIA NO DEBÍA INTERVENIR EN POLÍTICA”. Esto, claro está, sin definir qué es lo que éstas personalidades “ENTENDÍAN POR IGLESIA” y qué por “POLÍTICA”.
Pues bien, para quienes aún siguen obstinados en esa idea, el término, ó la expresión de la palabra IGLESIA, JAMÁS DEBERÁ ENTENDERSE DE FORMA REDUCCIONISTA. De ser así, SOLAMENTE SE ESTARÍA PENSANDO QUE LA IGLESIA ESTÁ CONFORMADA SOLAMENTE POR SUS MINISTROS: EL PAPA, LOS OBISPOS Y LOS SACERDOTES.
La fiel comprensión de la palabra “IGLESIA” no acepta tal simplificación, toda vez que ésta la conforman, (…)“campesinos, obreros estudiantes, amas de casa, funcionarios públicos, profesionistas, etc., que profesan la fe cristiana, y movidos por ella se empeñan en hacer presente la totalidad de su fe en la totalidad de su vida; todos ellos son realmente Iglesia como los son los miembros de la jerarquía, es decir, los diáconos, presbíteros y obispos” (Dimensión Política de la Fe).
“La verdad pues, es que Iglesia somos todos lo que hemos aceptado a Jesús como Señor y Salvador; todos los que, habiendo escuchado su palabra, tratamos de vivirla en comunión con sus legítimos pastores (El Cristiano y la Política).
Más, retomando el tema que nos ocupa, habría que decir que, ESE TIPO DE HUMANISMO QUE ENSEÑARÍA A LOS HOMBRES A ORIENTAR SUS PODERES HACIA FINES POSITIVOS que vayan erradicando gradualmente la división que existe en la sociedad, donde se vuelven unos hombres contra otros, y unas clases sociales frente a otras, SE ENCUENTRA EN EL EJEMPLO DE VIDA QUE NOS ENSEÑA JESUCRISTO EN SUS HECHOS Y EN SU PALABRA.
ESTE HUMANISMO CAPAZ DE RECONSTRUIR TODO TIPO DE PRECEPTOS CONSTITUCIONALES ACHACOSOS Y ENFERMIZOS, SE ENCUENTRA EN LAS ENSEÑANZAS QUE APORTA LA IGLESIA INSTITUIDA POR JESUCRISTO.
La Doctrina Social de la Iglesia nos dice a través del hoy Papa Emérito BENEDICTO XVI, en su Carta Apostólica “LA CARIDAD EN LA VERDAD”, que, “El desarrollo, el bienestar social, y una solución adecuada a los graves problemas socioeconómicos que afligen a la humanidad, necesitan de “La Caridad en la Verdad”. Y necesitan aún más que se estime y dé testimonio de esta verdad que es Dios”.
“Y es que, sin verdad, sin confianza y amor por lo verdadero, no hay conciencia y responsabilidad social, y la actuación social se deja a merced de intereses privados y de lógicas de poder, con efectos disgregadores sobre la sociedad, tanto más en una sociedad en vías de globalización, en momentos difíciles como los actuales”.
Enseguida, en este mismo documento, BENEDICTO XVI, tras declarar que, “LA CARIDAD EN LA VERDAD”, es el principio sobre el que gira la doctrina social de la Iglesia, un principio que adquiere forma operativa en criterios orientadores de la acción moral, refuerza lo antes citado al añadir: “Deseo volver a recordar particularmente dos de ellos, requeridos de manera especial por el compromiso para el desarrollo de una sociedad en vías de globalización: LA JUSTICIA Y EL BIEN COMÚN.
“ANTE TODO, LA JUSTICIA: Ubi societas, ibi ius: toda sociedad elabora un sistema propio de justicia. LA CARIDAD VA MÁS ALLÁ DE LA JUSTICIA, PORQUE AMAR ES DAR, OFRECER DE LO << MÍO>> AL OTRO; PERO NUNCA CARECE DE JUSTICIA, LA CUAL LLEVA A DAR AL OTRO LO QUE ES <<SUYO>>, LO QUE CORRESPONDE EN VIRTUD DE SU SER Y DE SU OBRAR. NO PUEDO <<DAR>> AL OTRO DE LO MÍO SIN HABERLE DADO EN PRIMER LUGAR LO QUE EN JUSTICIA LE CORRESPONDE” (…..).
Evidentemente que quienes ocupan un escaño en los congresos, llámese Federal o locales, pueden confrontar las enseñanzas que en materia de justicia aporta la Doctrina de la Iglesia Católica con las leyes por las que se rigen los gobiernos, así como con las iniciativas y aprobación de las reformas a la Constitución. Así podrán ver claramente hacia dónde se encaminan, y qué propósito se busca. Es decir, podrán palpar si dentro del marco Constitucional se busca combatir las desigualdades a través de erradicar, al menos gradualmente, las injusticias que de ordinario sigue padeciendo el pueblo mexicano.
……Hasta la próxima, si Dios, nos lo permite……..