EN LA ESPIRAL

  

Vicente González García

“EL HOMBRE DE HOY, ESTARÁ VACÍO DE AMOR?

A lo largo de la historia de la humanidad, en las diversas culturas nació, la incesante pregunta que hasta hoy sigue caracterizando el tránsito de la existencia humana: ¿Quién soy? ¿De dónde vengo y a dónde voy? ¿Por qué existe el mal? ¿Por qué el dolor? ¿Tiene sentido la vida? ¿Qué hay después de la vida?

Ciertamente que, tales interrogantes, surgen de su fuente común, misma que se halla en lo más secreto del alma del ser humano que lucha  incansablemente por satisfacer esa gran necesidad de comprensión –discernimiento constante— que  le sigue inquietando el corazón.

El esfuerzo por alcanzar ese entendimiento total, ha sido mostrado a lo largo de los siglos, de donde han surgido diferentes concepciones. Sobre estas ideas, de hecho, en buen número, solamente han logrado quedarse estacionadas en meras hipótesis, aunque fascinantes, pero inciertas.

Esto, se puede constatar aún en la época actual, a partir de los incontables razonamientos que están totalmente fuera de la realidad y que al juzgarse como ciertos, simplemente han deformado la vida de millones de seres humanos.

“El hombre —ya lo aseguraba el San Juan Pablo II en su Comunicado papal “Fe y Razón”—, tiene muchos medios para progresar en el conocimiento de la verdad, de modo que puede hacer más humana la existencia”.

Sin embargo, somos incontables los que, ante el cúmulo de ventajas que se nos brindan para encontrar y depositar toda la  confianza en esa Verdad Total, Perfecta y Absoluta que nos dará esa respuesta cierta y única sobre la vida; nos librará del sinnúmero de dudas que siguen confundiendo y distorsionando nuestros razonamiento hacia lo falso, ¡¡optamos por evadirlas!! ¡¡No queremos trato ni compromiso alguno con la Verdad Total, Perfecta y Absoluta que es Dios!!

Esto, probado está, porque, en el instante en que empezamos a percibirla, ¡¡la evadimos!! ¡¡NOS DAN MIEDO SUS PRECEPTOS!! ¡¡CREEMOS QUE SI ACEPTAMOS SU MÁXIMA, YA NO HABRÁ ESPACIO PARA DAR CABIDA A TODAS NUESTRAS INJUSTAS CHAPUCERÍAS!!

Pese a lo que entendamos del quehacer de la vida, la prudente enseñanza de Juan Pablo II nos recuerda que, nos guste o no: “…Siempre es y será esa Verdad Total, Perfecta y Absoluta que es Dios, la que tiene autoridad sobre nuestras vidas”….

Esta verdad que Dios Padre nos revela en su Hijo Jesucristo —reafirma San Juan pablo II—, no entra en contraste con las verdades que se alcanzan filosofando. Y, agrega que, el verdadero punto central de la existencia humana, que resiste toda filosofía, es “la muerte de Jesucristo en la Cruz”.

En este punto, asegura que, “TODO INTENTO DE REDUCIR EL PLAN SALVADOR DEL PADRE A PURA LÓGICA HUMANA ESTÁ DESTINADO AL FRACASO”.

Por ello, si anhelamos llegar a comprender las interrogantes sobre la existencia humana y su real sentido, envuelto en dolores y sufrimientos, sin duda, encontraremos la respuesta cierta y cabal en AQUEL quien dijo que, “DURANTE TODA SU VIDA, ÉL HABÍA ESTADO BUSCANDO ALMAS, HABÍA DEJADO EL CIELO PARA BUSCARLAS ENTRE LAS ESPINAS; Y POCO IMPORTABA SI ELLAS HACÍAN UNA CORONA DE ESTAS ESPINAS PARA ÉL, SIEMPRE QUE ÉL PUDIERA ENCONTRAR LO QUE HABÍA PERDIDO”. (FULTON J. SHEEN, “EL ARCO IRIS DEL DOLOR”).

No deberíamos pues quejarnos si la respuesta que deseamos no llega,  y sigue enloqueciendo nuestras diminutas mentalidades, provocando que toda nuestra armadura humana se estremezca ante el arribo de la muerte que nos rodea incesantemente, porque MUCHOS SEGUIMOS VIVIENDO COMO NECIOS, como seres humanos superficiales, que ordinariamente dejamos para el último momento lo que debemos hacer ahora.

La respuesta, entendámoslo bien, debemos buscarla en AQUÉL quien dijo que, ¡¡ÉL NO HABÍA VENIDO A LLAMAR A LOS JUSTOS, SINO A LOS PECADORES, Y QUE SU CORAZÓN ESTABA SEDIENTO DE ÉLLOS MÁS QUE NUNCA!!

Si verdaderamente deseamos saber quiénes somos, de dónde venimos, hacia dónde vamos, y lo que valemos como seres humanos, “¡¡LEVANTEMOS NUESTRA MIRADA SOBRE EL HOMBRE EN  LA CRUZ!!  ¡¡ALLÍ ESTÁ EL AMOR CRUCIFICADO!! ….Y si tenemos esa valentía de reconocer que TODOS CRUCIFICAMOS el AMOR, entonces, ¡¡DE QUÉ CREES QUE ESTAMOS LLENOS!! ¿DE AMOR, o de ODIO? ¿Y, SI ESTAMOS VACÍOS DE AMOR, QUÉ ES LO QUE PODEMOS ESPERAR?

Es justo que siempre estemos dispuestos a comprender que, si nuestras vidas no pueden ser sin el amor, acaso ¿ESTAR SIN EL AMOR, NO ES ESTAR EN EL INFIERNO?

¿DE QUÉ CLASE DE APEGOS ESTAMOS LLENOS? ¿QUÉ SIGNOS PERCIBIMOS HOY EN DÍA EN NUESTROS ENTORNOS? ¿SERÁN SEÑALES DE QUE NUESTRAS COMUNIDADES ESTÁN LLENAS DE AMOR?,  o bien, ¿ESTARÁN VACÍAS?

Para nuestro Salvador Jesucristo, el que le quitaran SU VIDA no significaba mucho, porque en realidad estaba dándola voluntariamente. ¡¡PERO QUE EL HOMBRE DESPRECIARA SU AMOR, ERA SUFICIENTE PARA DESTROZAR SU SAGRADO CORAZÓN!!

El ser y el valer del hombre se ven disminuidos cuando éste desea existir por su propia cuenta.

No son las ostentosas aspiraciones, ni los señoríos de este mundo, los que van a perfeccionar al mundo. La fidelidad del hombre a Dios revela la fuerza divina para otorgar la redención a los hombres y a la sociedad.

La vida de hombre, como lo señala Monseñor Carlos Tavera Ramírez en su obra “EL HOMBRE NUEVO” se desenvuelve en una contienda espiritual y material, entre la verdad y la falsedad, entre la fe y la negación de la fe a Jesucristo. Y en esa lucha nuestra debilidad sale con frecuencia derrotada.

Más adelante, precisa que, “La verdad es Dios, es Jesús. También la verdad es el destino del hombre, es el auténtico ser que Dios le dio, es lo que corresponde a la naturaleza que ha recibido”.

Por ello señala, “Si el hombre no tiene, o no acepta esta verdad, vive sin saber a dónde va”.

Vivir en la verdad –sigue diciendo–, es creer (estar cierto de) que Dios es bueno, que es amor, que es tres Personas, que ha enviado a su Hijo, que Jesús es el Hijo de Dios hecho hombre, que el hombre está hecho para llegar a ser como Jesús, creer que Jesús vino a limpiarnos del pecado y librarnos de la esclavitud, que el hombre está hecho para vivir el amor verdadero, que tenemos que vivir en la unión con todos, que nuestra vida tendrá que ser juzgada, que la vida eterna es realidad y que nuestra eternidad dependerá de nuestras decisiones hechas en la tierra”.

También nos enseña que, “Los criterios mundanos, que consisten en la falsedad, la pretensión de llegar a ser mejores hombres poseyendo mucho dinero, adquiriendo un gran poder, o viviendo para el placer, nos hace parte del “mundo que yace en el poder del Maligno”.

Y, agrega: “La soberbia es la que principalmente nos hace esclavos del mundo: ella nos impulsa a creer que lo podemos todo, que nuestras capacidades nos bastan para hacernos hombres plenos, y que, por tanto, no necesitamos acudir a Dios para desarrollar todas nuestras capacidades. Así hace que no nos importe que Jesucristo sea Dios, que no necesitemos de la salvación que nos ofrece.

LA SOBERBIA, destaca, ES LA FORMA MÁS SUTIL COMO “EL MUNDO” ENTRA A NUESTRA VIDA”.

            ……Hasta la próxima, si Dios, nos lo permite…….

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