EN LA ESPIRAL

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Vicente González García

“LA EPIDEMIA DE LA CORRUPCIÓN, EL INDIVIDUALISMO Y EL EGOÍSMO TODO LO ESCLAVIZA Y NADA QUIERE DEJAR SIN CONTAGIO”

“En una sociedad sacudida y disgregada por tensiones y conflictos a causa del choque entre los diversos individualismos y egoísmos, afirma el Papa SAN JUAN PABLO II en su Exhortación Apostólica, “LA FAMILIA EN LOS TIEMPOS MODERNOS”, los hijos deben enriquecerse no sólo con el sentido de la verdadera justicia que lleva al respeto de la dignidad personal de cada uno, sino también y más aún del sentido del verdadero amor, como solicitud sincera y servicio desinteresado hacia los demás (…..)”. (p. 64).

En la textura de vida por la que muchos regimos, conocemos cabalmente que se siguen generalizando estas verdades pronunciadas por San Juan Pablo II. Sin embargo, parece no importarnos que la vida comunitaria se siga desdibujando a través de las diversas ingratitudes que de ordinario se practican en todos los campos de la vida, llámese social, económica y política, etc.

Pero, ¿quiénes somos los que estamos dispuestos a examinar nuestro yo interior y hacer un profundo análisis personal, y sin reservas asumir el papel que a cada uno compete para ir erradicando ese egocentrismo que en nada y a nadie beneficia?

Muy posiblemente, muchos, aunque digamos ser católicos, mejor seguiremos optando por esa  vida complaciente que llevamos, cueste lo que cueste.

Probablemente otros, elijamos acatar los principios de la Iglesia Católica a la que decimos pertenecer, y habremos de pronunciarnos de una vez por todas, con un ¡¡YA BASTA DE DESOBLIGARNOS DE NUESTRAS RESPONSABILIDADES!! Y, claro, ¡¡estaremos dispuestos a dar todo nuestro esfuerzo por PONER REMEDIO A ESA EPIDEMIA DE CORRUPCIÓN, INDIVIDUALISMOS Y EGOÍSMOS QUE TODO LO ESCLAVIZA Y NADA QUIERE DEJAR SIN CONTAGIO!!

Sí, muchos también estaremos dispuestos a corregir ese EGOCENTRISMO que nos caracteriza y sigue arrastrando a nuestras familias, y por ende, a la sociedad en su conjunto,  A LA PROVOCACIÓN Y LA VIOLENCIA, DESGARRANDO A PLACER EL TEJIDO SOCIAL.

¿Por qué no reconocer que un considerable número de padres de familia, no tenemos otro ideal en la mente, sino el de heredarles a nuestros hijos CUANTIOSAS FORTUNAS Y ESPECTACULARES PATRIMONIOS, a más de un claro destello de conocimiento en LA VORACIDAD e INTERÉS de LAS RIQUEZA MATERIALES?

¿Acaso no sería mejor educarlos, y formarlos en valores humanos y cristianos y regalarles la sabiduría que atiende la Iglesia Católica, como es, por ejemplo, LA CARIDAD y  la JUSTICIA?

Preguntémonos si es mejor asegurar para nuestros retoños tan perversas e ilusorias nimiedades como es EL DINERO, o  acoger para ellos LOS VALORES HUMANOS Y CRISTIANOS.

¿Quiénes seremos capaces de asegurar que, en nuestro loco afán de otorgarles una desmedida herencia en bienes materiales y monetarios, con todo el exagerado peso de sus vicios y bajos instintos que pudiera representar tales legados, no puedan convertirse para ellos en miserables instrumentos provocadores de una corta existencia y una posible condenación?

Como padres de familia, no podemos pecar de ignorancia, pues, somos conscientes que como tales, debemos ser sus mejores guías para que se inicien en una formación de conciencia congruente y oportuna que se encamine en todo momento al Bien Común.

Con ello, jamás se está pensando en el hecho de que sea malo el hecho de que todo padre de familia se preocupe por asegurar y luchar por obtener un patrimonio para sus hijos.

De hecho, el Concilio Vaticano II declara que la Doctrina Cristiana establece que, “La propiedad privada, como las demás formas de dominio privado sobre los bienes exteriores, contribuye a la expresión de la persona y le ofrece ocasión de ejercer su función responsable en la sociedad y en la economía”. Es decir, la Doctrina Social de la Iglesia Católica define que, el hombre, trabajando serenamente en busca de la realización de su misión sobre la tierra, debe procurar y colaborar en la instauración del Reino de Dios en este mundo: Y como contribución a la vez, poco apoco va adquiriendo la propiedad de los bienes materiales necesarios para su sostenimiento personal y familiar. Esta es pues la forma ordinaria en que Dios provee a las necesidades de sus hijos.

Por qué no debatir con nuestro yo interior, a partir de preguntarnos: ¿Qué es lo que sucede?,  ¿por qué esas tremendas batallas que a diario se producen por la obtención del dinero y que han dejado al desnudo innumerables procedimientos inmorales? ¿Valdrá la pena que por dinero se talen vidas, se robe y estafe; se extorsione y se preste dinero con ventaja; se trafique con droga y se explote sexualmente a niños y niñas, jóvenes y jovencitas, etc., etc.?

También, ¿qué decimos de otras tantas actividades y métodos de operar para la obtención de sumas millonarias de dinero que a todas luces son inmorales y que SON BIEN VISTAS POR LA SOCIEDAD?… ¡¡¡Sí…!!!  ¡¡¡Claro que sí!!!…, esa sociedad de la que usted, yo y los demás formamos parte, y que hoy por hoy, dentro de ese enmarañamiento (confusión) cultural, ¡¡POCO A POCO HA IDO PERDIENDO SU IDENTIDAD!!

Pareciera pues que el destino de la humanidad se encuentra encadenado a las crisis económicas, la indiferencia y la guerra por la ambición del poder por lo que éste representa.

El hombre ha construido su mundo; sus casas; empresas que fabrican autos y un conjunto de productos que igualmente trabajan, pero, ¡¡LA TRÁGICA REALIDAD ES QUE HOY, EL PRODUCTO DE SUS PROPIOS ESFUERZOS HA LLEGADO A SER SU DIOS!!

El hombre, tras desnaturalizarse se ha tornado en un utensilio ungido para atender las intenciones de un incoherente “INGENIO SANGUINARIO” que en su habilidoso y perverso racionalismo imaginó  y forjó con sus propias manos.

Ante esto, no es raro ver cómo las relaciones entre una y otra persona se han extraviado en su figura “NATURAL, VERDADERA Y HUMANA”. Por ello, hoy las relaciones personales se ven posesionadas por un impulso de inconsciencia y de artimañas, al grado que en la mayor parte de los vínculos sociales y personales están bien definidos bajo las cartas de la oferta y la demanda de la ambición del poder y del dinero.

Ahora preguntémonos, ¿DÓNDE ESTÁ EL VALOR DE LA PERSONA? ¿DÓNDE SE ENCUENTRA EL VALOR DEL HOMBRE, HECHO A IMAGEN Y SEMEJANZA DE DIOS?

Una de las señales más claras que se aprecia hoy en día respecto a lo ya mencionado, se manifiesta  en que, para muchos, “EL VALOR DE LA PERSONA NO LO VEMOS EN SÍ MISMA COMO PERSONA; MÁS BIEN, LO DESCUBRIMOS DE FORMA NÍTIDA EN EL VALOR DE LO QUE POSEE”. Es decir, “EN LOS BIENES MATERIALES Y EN EL PODER QUE TIENE SOBRE LOS DEMÁS”.

Desafortunadamente, para muchos que podemos medir cabalmente la realidad que tenemos como sociedad hoy frente a nuestros ojos, no rechazaríamos el hecho de aceptar que, “EL FRACASO MORAL, COMO TODA LA VARIEDAD DE INFORTUNIOS EN LOS QUE NOS HEMOS HUNDIDO CADA DÍA MÁS, PRETENDE CONSTITUIRSE EN UN DESTINO. Y, ESTO, ¡¡COMO SOCIEDAD JAMÁS LO DEBEMOS ACEPTAR!! 

La solución a todo ello, siempre la hemos tenido al alcance de nuestras manos, sólo que, “nunca será por los propios esfuerzos de nuestras acciones y conocimientos el que podamos componer el desorden que producimos en el mundo, y el sin sentido de nuestra propia existencia”, sino que, ¡¡ES DIOS Y SÓLO DIOS EL AUTOR DE OBRAS PERFECTAS!!

Debemos pues reconocer que, Aquél a quien expulsamos de nuestros corazones, de nuestras casas; pero también lo rechazamos como el DIOS de toda la Creación Humana, es el ÚNICO que puede hacer obras perfectas, y por el hecho de haberlo expulsado de nuestras vidas, ello ha producido un error de dimensiones indefinidas en nuestras vidas y nuestros frutos”……

Sin embargo, a pesar de que en Dios encontramos la solución a todos los males y El sigue revelándonos su gran Amor  y perdón por todas nuestras inmoralidades; anunciándonos que Su Paciencia no tiene límites; somos muchos lo que seguimos frescos “como lechuga” y aferrados a esa vida que sólo denota un vacío existencial, aún conociendo que la vida humana en este mundo es temporal.

Hoy, aún vivimos en este mundo que todos, con mayor o menor insensatez hemos estropeado, pero, ¿Y mañana, dónde estaremos?, ¿lo sabe usted, yo, o los demás?……. Pero, ¿acaso tiene sentido y nos parece más importante, seguir dándonos la gran vida, a costa de lo que sea?

….Bueno, pues  como decían nuestros ancestros: “Como dueño de tu asiento, PUEDES HACER DE ÉL UN PAPALOTE Y ECHARLO A VOLAR”…Y,… ¡NO PASA NADA! (¿?)….

         ………Hasta la próxima, si Dios, nos lo permite……..

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