EN LA ESPIRAL

Vicente Gonzales García

LOS PLACERES DEL MUNDO, ¿ACASO SON LA META DE LA VIDA?

Desde aquel viernes santo en que el dolor, la humillación y la muerte pueden ser vistos como participación en la cruz de Cristo como el rasgo de ese amor grande que todo lo derrime

¡Claro que, con ello no se quiere decir que no debemos esforzarnos para desterrar de entre la humanidad todo lo que sea sufrimiento! El sufrimiento es un atentado contra la vida Jesús mismo, horas antes de enfrentarse a su coronación (culminación) dolorosa que Su Padre le habían comendado sintió el temor y la angustia al grado que comenzó  a sudar sangre.

El había tomado nuestra armadura humana y prepararse así  para el combate y vencer de una vez y para siempre el pecado, redimiendo así a la humanidad entera hasta el fin de los tiempos.

Dios Padre, pues, en su manifestación infinita del A mor Divino envió a su Hijo Jesucristo al mundo para librarnos de la cadena del pecado. El sabía que hay esperanza mientras haya vida, y que sus pacientes sufrimientos ante la muerte, podrían conseguir las almas de muchos de los que ahora lo condenaban.

Ciertamente, como lo afirma el Papa Emérito Benedicto XVI en su Encíclica «Salvados en la Esperanza´´, “ES DEBER DE TODOS Y CADA UNO DE NOSOTROS HACER TODO LO POSIBLE PARA SUPERAR EL SUFRIMIENTO, PERO EXTIRPARLO DEL MUNDO COMPLETAMENTE, DEFINITIVAMENTE NO ESTÁ EN NUESTRAS MANOS”.

Esto, porque no podemos despojarnos de nuestra limitación, y porque nadie somos capaces de radicar el poder del mal, de la culpa (pecado) que, como lo podemos ver aun más claramente remarcado en sus diversas manifestaciones, sigue siendo una fuente continúa de sufrimiento.

«Esto sólo podría hacerlo Dios: y solamente un Dios que, haciéndose hombre, ingresara personalmente en la historia y sufriese en ella´´. Nosotros sabemos que este Dios existe y que, por tanto, este poder que “quita el pecado del mundo” (Juan 1,29) está presente en el mundo.

Con la fe en la existencia de este poder ha surgido en la historia la esperanza de salvación del mundo. Pero, agrega el Pontífice Emérito, se trata, precisamente de esperanza y no aun de cumplimiento; esperanza que nos da el valor para ponernos de la parte del bien aun cuando viendo el desarrollo de la historia tal como se presenta externamente, el poder y la culpa permanece como una figura terrible, incluso para el futuro.

Hoy pues, veamos como los jóvenes, incluso muchas personas que ya estamos entradas en años, estamos llenos de esperanzas porque la vida se muestra llenas de promesas. «CREEMOS QUE POR EL GRAN PASO QUE SE HA DADO EN TODOS LOS CAMPOS DE LA TECNOLOGIA, LA CIENCIA PUEDE TOMAR EL LUGAR DE DIOS; QUE EL PROGRESO ES NECESARIO, Y ESTE, NO PUEDE NI DEBE ESTAR CONDICIONADO EN LA DISCIPLINA; Y QUE LOS PLACERES DEL MUNDO SON LA META DE LA VIDA´´

Sin embargo, cuando hemos abandonado la cima de la religión (la iglesia instituida por Jesucristo), para descender a las llanuras, o praderas donde estábamos ciertos que nuestras esperanzas transitorias habían de cumplirse, quedamos desilusionados por el fastidio y rutina de esta vida. ¡¡ Sí!!  Quedamos disgustados y hastiados por ese vacío existencial que generan los placeres transitorios que nos llevan hasta una saciedad insoportable que nos hace exclamar ¡basta basta! ¡Ya no soportamos más!, pero estos placeres siguen presentes y enraizados en nuestro interior hasta convertirnos en unos desequilibrados mentales.

Más el dolor, cuando decimos ¡ya no puedo más y este llega a su culmen, llega también el remedio que es la muerte del cuerpo! ¡Llega el descanso y la vida nueva la de Dios!

Pero, volvamos a nuestra realidad, a nuestro mundo actual. Después de este cansancio y desgaste a que lleva el sin sentido de la vida modernista, llega un momento en que empezamos a mirar hacia atrás, hacia esas hermosas colinas de la Iglesia; miramos pues como a una felicidad dejada atrás.

Los años que pasaron como ráfagas de viento, se nos fueron como el ladrón que entró a nuestras casas y nos explican las cuantiosas pérdidas que jamás fueron vistas atendidas ni valoradas por nosotros.

¡Nuestras almas han despertado! Y, ¡claro! ¡Mientras haya vida existen grandes posibilidades por delante!

La razón pues que existe que la capacidad para el dolor sea más grande que la capacidad para el placer, está en que Dios quiso que quienes lleven una vida moralmente sana bebieran hasta la última gota del cáliz de amargura aquí abajo, porque no hay amargura en el cielo.

Imaginémonos que Dios quiere llenarnos de miel; pero si estamos llenos  de vinagre, ¿Dónde pondremos esa miel? El corazón, tiene que ser antes ensanchado y luego purificado: liberado del vinagre y de su sabor.

Para esto, ¡es necesario hacer un gran esfuerzo; un esfuerzo, que al parecer se presenta como doloroso, sin embargo es a través de este se adquiere la capacitación para lo que estamos destinados!

CIERTAMENTE DIOS NOS HIZO LIBRES DE ELEGIR, PERO, ¿QUEREMOS SEGUIR SACIADOS DE VINAGRE?

¡HOY, AUN ES TIEMPO DE QUE REFLEXIONEMOS Y AL ELEGIR LE APOSTEMOS A LO MEJOR!

……..Hasta la próxima, si dios, nos lo permite….

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *