Pactan PRI y PRD contra el PAN
Lo que inició como un simple desacuerdo entre los principales aspirantes de la alianza para conseguir la candidatura a la Jefatura de Gobierno en 2024, se ha transformado en un auténtico deschongue entre el PAN y sus colegas del PRI y del PRD.
A principio de año, los dirigentes nacionales de los tres partidos decidieron repartirse el pastel con miras a concretar una alianza electoral, dejando al PRI las candidaturas en Coahuila y en el Estado de México, y al PAN la CDMX y la Presidencia de la República.
El acuerdo lo sellaron Alejandro Alito Moreno, Marko Cortés y Jesús Zambrano, dirigentes opositores, pero se les olvidó un pequeño detalle: consultarlo con sus dirigencias locales que, por supuesto, no avalaron esa repartición que beneficiaba ampliamente a los panistas.
Mientras eran peras o manzanas, el tricolor tomó las candidaturas del Edomex y de Coahuila y el PAN se dispuso a nombrar a quien ellos consideran que deben ser los candidatos de la alianza en la CDMX y de la Presidencia de la República.
El asunto es que, al parecer, sus colegas habían agarrado dormido a Zambrano, pues con ese acuerdo los amarillos se quedarían como el chinito: nomás milando. Si acaso les arrojarían alguna migaja y con eso se deberían de conformar.
Vino entonces el reclamo de las bases perredistas para que su dirigente nacional abriera los ojos y exigiera un trato justo, lo cual hizo. Nada más que todo se quedó en discurso; sus aliados solamente le dieron el avión.
A pesar de que los priistas ya se habían cobrado su tajada a nivel nacional, sus huestes en la CDMX azuzaron a sus colegas del PRD para que, juntos, exigieran un reparto distinto de los principales cargos que estarán en disputa en la capital.
Sobre todo después de que, cuando todo el mundo daba por hecho que la candidatura de Santiago Taboada para jefe de Gobierno se daría en automático, la Fiscalía de Justicia inició una persecución política en contra del alcalde de Benito Juárez y su equipo cercano.
Eso hizo que amarillos y rojos hicieran una alianza de facto para presionar a que el candidato aliancista pudiera ser el alcalde de Cuajimalpa, Adrián Rubalcava, lo cual no cayó nada bien entre el grupo panista encabezado por Jorge Romero.
Los suspiritos azules pensaron que sus aliados sólo querían blofear con ello para encarecer la negociación y se concentraron en pintar bardas y sacar impresos con la leyenda “Sí hay de otra” en la CDMX, frase que identifica a los gobiernos panistas.
Lo que en el albiazul no esperaban es que la respuesta a su campaña viniera de sus propios aliados, que ya iniciaron una contracampaña en bardas, con la leyenda: “Sin nosotros, no hay de otra”, en clara advertencia por parte del PRI y del PRD, que tendrán que renegociar con ellos.
Todo el mundo esperaba que la reacción llegara de Morena, no de los partidos de oposición. Quién iba a decir que los panistas tuvieran al enemigo en casa, que busca obligarlos a sentarse de nuevo a la mesa… o dejarlos solos.
Muy interesante sería saber cómo son en la actualidad las mesas de discusión entre Nora Arias, Israel Betanzos y Andrés Atayde, líderes locales del PRD, PRI y PAN, respectivamente, que se habían convertido en auténticos muéganos. Incluso los tres ya habían trazado su ruta de llegar juntos al Congreso de la CDXM como líderes de sus fracciones en 2024; habrá que ver cómo le hacen sus dirigencias nacionales para honrar su palabra de que el pastel se repartiría sin el menor problema.