EN LA ESPIRAL

Vicente González García

“LA CEGUERA DEL EGOÍSMO ANTE LA VEJEZ DE NUESTROS PADRES”

Dentro de las miserias humanas que son desmesuradamente difíciles de sobre llevar, figura la “CEGUERA”. Y, claro que, esta ceguera a la que nos referimos, es indefinible, nebulosa e hiriente debido al sufrimiento a que se ve sometido el “Hombre ciego”.

Esa mordiente ceguera, por cierto, tan imponente en nuestro tiempo, no es otra cosa que “¡¡LA CEGUERA DEL EGOÍSMO!!”. Esto, por la razón de que, si fuera posible tener un método irrebatible para que nos pudiésemos medir diariamente a qué grado o porcentaje traemos metida hasta la médula de los huesos esa “mezquindad” que no nos deja echar una mirada más allá de nuestros propios intereses materialistas, caeremos en la cuenta que, esa actitud usurera y deliberada, aunque disfrazada con diminutas chispas de una “supuesta” caridad, “no nos deja descubrir todo ese mundo de satisfacciones verdaderas” que se encuentra detrás de lo materialmente conocido, y que es, “EL MUNDO DE LO ESPIRITUAL, DONDE SE ENCUENTRAN LOS VERDADEROS VALORES, DE LA VERDAD, LA JUSTICIA, Y EL AMOR”.

Indudablemente, día a día sigue aumentando el número de ciegos que no admitimos consideración alguna hacia nuestro prójimo, de tal suerte que lo tratamos con expresiones humillantes, porque nos da miedo de que nos tachen de ser afectivos, puesto que la moda, la época modernista nos dicta que la norma es en todo tiempo y momento la de “tranzar para poder avanzar”. Por ello es que también nos da pavor salir de ese sepulcro narcisista, usurero, de muerte y pecado” para poder disfrutar de la luz de la verdadera vida a través de la cercanía con los demás; de nuestros padres, hermanos, etc.

Los mensajes que transmitimos con nuestra forma de ser, son claras advertencias de que PREFERIMOS LA OSCURIDAD ALTANERA DE UN CORAZÓN APAGADO POR EL ODIO, LA INSENSIBILIDAD Y LA INDIFERENCIA.

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Si el trato que llevamos con quienes aún se encuentran en edad y condiciones de una vida productiva en el ámbito económico, es presuntuoso, ¿qué verdad proyectamos hacia los ancianos que cada día son más numerosos, y frecuentemente rechazados por esa sociedad modernista y marcada por el progreso que prescinden de las personas improductivas económicamente hablando? SIN DUDA ALGUNA, NO PUEDE SER OTRO QUE, LA DEL PRINCIPIO DE UN ESCENARIO TRÁGICO Y LACERANTE QUE REFLEJA SIN FARSAS, EL ABANDONO, DESPRECIO, Y EL SALVAJISMO CIEGO Y ENLOQUECIDO DE UNA SOCIEDAD MEZQUINA, UTILITARISTA, ABUSIVA Y DESHUMANIZADA.

¡¡CLARO QUE SÍ!!, nos estamos refiriendo a esa sociedad a la que, yo, tú y todos los demás pertenecemos, y que hoy por hoy, tiene sus propias ocupaciones, sus negocios, sus intereses y UNA CODICIA DESMEDIDA POR ALCANZAR MEJORES CATEGORÍAS ECONÓMICAS Y GALLINEROS SOCIALES.

Y nuestros ancianos (NUESTROS PADRES), que procedieron como conductos de Dios para que se nos otorgara el Don de la Vida, ¿ACASO NO NOS INTERESA QUE SE ENCUENTREN MUCHOS DE ELLOS OLVIDADOS EN UNA SALA DE ESPERA DE LA MUERTE?

Y cuando esta llegue, ¿Acaso las lamentaciones, lloriqueos, gemidos, sollozos, y el inundar sus tumbas con adornos florales, nos acallará la conciencia, y mitigará el sufrimiento si es que en verdad lamentamos el irremediable desprendimiento, la irremediable ausencia física de quienes dieron todo su esfuerzo para formarnos como personas de bien?

Una verdad inobjetable, es que, como ya lo anotamos, día a día va en aumento el número de personas que vivimos aisladas de los demás, sin tener aparentemente ninguna familiaridad en común.

Este contagio del egoísmo, se percibe aún más, cuando sin consideración alguna, cada quien seguimos nuestros propios caminos, nuestros propios intereses. Es decir, cuando cada uno de nosotros, víctimas de nuestra perversidad, escapamos a nuestras responsabilidades, a raíz de la dureza e indolencia mostrada ante nuestras propias tacañerías que continúan produciendo víctimas de la injusticia social.

Así pues, frente a una sociedad cimentada en la justicia humana, JESUCRISTO nos propone otra fundada en EL AMOR y en la MISERICORDIA.

Pese a este ofrecimiento incorruptible que es una dádiva amorosa de JESÚS, aún somos muchos quienes seguimos prendidos a la oscuridad de se corazón egoísta que sólo percibe un mundo en acomodo de sí mismo y sus caprichosas pretensiones.

Por todo lo antes expuesto, nadie podemos cruzarnos de brazos, ni tampoco lavarnos las manos como signo de que, a nadie debe importarle la vida de nuestros mayores en su soledad y fragilidad, aunque ellos hayan gastado las energías de su juventud y su vida por el bien nuestro y el de cada una de las comunidades.

No recurramos a la podrida y burlada respuesta, misma, a que incluso muchos gobiernos siguen recurriendo para sacar tajada al anunciar y legitimar que, incluso para la sociedad todos ellos representan un obstáculo y un asalto a la economía y desarrollo de los pueblos.

Los familiares de cada uno de estos abuelitos entrados en años, no podemos ni debemos considerar sólo las dificultades que trae el convivir con ellos y atenderlos en sus muchas necesidades porque, ellos, con su incesante trabajo y cuidado que tuvieron para con cada uno de nosotros, nos legaron un mundo de felicidad y un ambiente solidario y fraterno del que nosotros tendremos que dar cabal cuenta a las nuevas generaciones.

Recordemos lo que nos dice el Catecismo de la Iglesia Católica al referirse a los Diez Mandamientos de la Ley de Dios: “El Cuarto Mandamiento recuerda a los hijos mayores de edad sus responsabilidades para con los padres. En la medida en que ellos pueden, deben prestarles ayuda material y moral en los años de vejez y durante sus enfermedades, y en momentos de soledad o de abatimiento. Jesús recuerda este deber de gratitud” (C.I.C. 2218).

Igualmente en el Antiguo Testamento en el Libro del Eclesiástico (Sirácides) 3, 12-13. 16. Se nos instruye: “Hijo, cuida de tu padre en su vejez, y en su vida no le causes tristeza. Aunque haya perdido la cabeza, sé indulgente (paciente, comprensivo….), no le desprecies en la plenitud de tu vigor (….) Como blasfemo es el que abandona a su padre, maldito del Señor quien irrita a su madre”…

……..Hasta la próxima, si Dios, nos lo permite……….

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