EN LA ESPIRAL
Vicente González García
“UNA JUSTICIA SUPERIOR FLORECE HASTA DONDE LLEGAN LAS NECESIDADES ESENCIALES DEL HOMBRE”
En más de una ocasión, hemos citado que, respecto a LA JUSTICIA SOCIAL, EL CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA precisa claramente que ÉSTA TIENE UNA RELACIÓN INTRÍNSECA CON EL BIEN COMÚN, y por ende, CON EL PROCEDER DE LA AUTORIDAD.
“En nombre del Bien Común, apunta el documento antes citado, las autoridades están obligadas a respetar los derechos fundamentales e inalienables de la persona humana… (…..)..En particular, el bien común reside en las condiciones de ejercicio de las libertades naturales que son indispensables para el desarrollo de la vocación humana: “derecho a…., actuar de acuerdo con la recta norma de su conciencia, a la protección de la vida privada y a la justa libertad, también en materia religiosa” (C.I.C. N. 1907).
Igualmente, en este mismo espacio, anotamos que, la CARIDAD en materia de justicia social es esencial para la obtención de esta.
Sobre este punto de vital importancia, es preciso que todo creyente católico se cuestione detenidamente y se forme un amplio criterio respecto a las leyes que rigen a las comunidades. Esto, con el propósito de conocer si los legisladores están respondiendo cabalmente a las necesidades de los pueblos.
Sobre este asunto, en el documento FE Y JUSTICIA, el P. Arrupe, Superior General de los Jesuitas, tras citar al Papa San Juan Pablo II en su Encíclica Summum ius, suma iniuria, menciona claramente que: “Hay formas de justicia que no tienen en cuenta la situación existencial de las personas y las situaciones concretas en que se aplica”.
Y, más adelante agrega: “Hay tipos de justicia que son como una coraza que trata de proteger intereses de partido. Una justicia y una ley demasiado poco exigentes dejan indefenso al débil y al oprimido. Una ley y una justicia violentas demasiado exigentes pueden tornarse en un dogal (látigo) insoportable para todos. Y esto, sigue diciendo, puede decirse incluso de una justicia que, aun con todas las garantías de equidad, puede resultar inhumana si se aplica despiadadamente” Ibid., n. 61).
Es tiempo pues de alzar la voz y exigir a gobernantes y legisladores, que la sociedad necesita una nueva estructura jurídica y social que favorezca la práctica de la JUSTICIA y el AMOR A LA VERDAD. Una nueva estructura jurídica que genere seguridad y defienda los derechos de la sociedad en general sin exclusión alguna.
A los gobernantes, legisladores, y los responsables de procurar y administrar justicia, no se les debe olvidar que, todos los seres humanos poseen una dignidad fundamental que la convivencia social no puede negar.
Es por ello que la justicia social en las relaciones humanas es una exigencia de la dignidad común de todos. Es decir, de la igualdad de todos los hombres.
Es tiempo pues que se eliminen de tajo esos disfraces de legalidad y legitimidad que aún subsisten, –reiteramos– en la procuración y administración y aplicación de la justicia, y que en el fondo no son otra cosa, sino, “DESPOJO, MENTIRA, y MUERTE DEL INOCENTE; TAMBIÉN DE AQUÉL QUE NO TIENE O NO SABE CÓMO DEFENDERSE, Y DEL QUE SIMPLEMENTE ES VÍCTIMA DEL PODEROSO.
Lo anterior tampoco deben echarlo en saco roto los responsables de cuidar y velar el orden jurídico. Estas personas, en un gesto de rectitud y para dignificar el encargo que les fue conferido, deberían obligarse el ir más allá de la ley, pero impulsados por la caridad, para llevar por el mejor de los caminos la aplicación de la justicia.
El logro de este objetivo, se antoja difícil, más no es imposible de lograr, pese a que todo servidor público dentro de sus funciones específicas tiene que respetar lo límites que le marcan las propias leyes vigentes.
En este mismo orden de ideas, es bueno estar convencido que en el discernimiento de la Caridad se nos exhorta a que estemos satisfechos en el sentido de que “LA CARIDAD DEBE COMPLEMENTAR A LA JUSTICIA, ES ESA CARIDAD QUE LA TRANSFORMA EN UNA JUSTICIA SUPERIOR”. ESTA ES LA ÚNICA QUE PUEDE AVANZAR MÁS ALLÁ DE LA SIMPLE JUSTICIA. Es decir, “ES LA QUE PUEDE ASCENDER HASTA DONDE LLEGAN LAS NECESIDADES ESENCIALES DE LOS HOMBRES”.
Esa “JUSTICIA SUPERIOR”, dice el P. Arrupe: “CONSISTE EN UNA JUSTICIA QUE TODO LO VE CON MAYOR PROFUNDIDAD, PORQUE LLEGA HASTA EL FONDO DEL HOMBRE, HASTA SU DOLOR, HASTA SUS NECESIDADES Y HASTA SU IMPOTENCIA, REALIDADES TODAS ELLAS QUE QUEDAN OCULTAS CUANDO UNO, DE MANERA IMPERSONAL, NO VE EN EL HOMBRE MÁS QUE UN SIMPLE SUJETO DE LA LEY”.
….Hasta la próxima, si Dios, nos lo permite……..