EN LA ESPIRAL
Vicente González García
“PARA EDIFICAR UNA SOCIEDAD DIGNA, ES NECESARIO ENCARNAR LOS VALORES DE LA VERDAD, LIBERTAD, JUSTICIA, Y AMOR”.
Cuántos padres de familia, consideramos que lo mejor para nuestros hijos es, que no les falte casa, comida, vestido, y ¿por qué no, uno que otro gustito por costoso que este sea?
En esa mermada comprensión de la vida, muchos, ¿aún no sabemos que, como principales responsables de la educación y formación de los hijos, debemos evitarles que se relacionen con toda aquella gente que consideramos viciosa o destructiva, y que tienen una trayectoria malsana y humillante?
Y, ¿qué decir de aquellas personas que caminan suspendidos en el tiempo, gentes que dan claros indicios que espiritualmente andan muertos aunque corporalmente dan signos de vida; sujetos que están inmersos en pensamientos y diálogos inestables y sin propósito alguno y que dan crédito a creencias o ideas perturbadas que no admiten corrección alguna, e influyen claramente sobre la vida de nuestros hijos?
De igual forma, ¿qué decir de las personas a las que le son indiferentes las opiniones de los demás, pero más aún, tampoco le dan la menor importancia a los comentarios que vierten ellas mismas por vergonzosos que estos sean?
Acaso, ¿Cuidamos estos aspectos que son de vital importancia no solamente para nuestros hijos, sino también para los que nos decimos ser primeros educadores y formadores en el hogar?
Si cuidamos el que entren o no estos elementos nocivos para el núcleo familiar, es nuestra responsabilidad. Esto, es una realidad, y, en el momento menos esperado cuando se sufran los efectos, ¿a quién, o a quiénes señalaremos con el dedo índice para eximirnos de toda culpa?
¿Cuántos padres de familia, a manera de justificación, decimos que “LAS COSAS BUENAS SIEMPRE SE PRESENTAN COMO DE DIFÍCIL MANEJO?…
Ciertamente que, cuando se nos hace referencia a cumplir con nuestra responsabilidades, sobre todo en el ámbito de la educación y formación, muchos nos molestamos, por la sencilla razón de que en lo personal casi a nadie nos gusta que nos hablen de dedicar parte de nuestro tiempo para este tipo de cuestiones, y menos, sabiendo que esto no reditúa riquezas materiales como los es, el dinero, lujos y otras tantas satisfacciones, que hoy por hoy, son el pan nuestro de cada día.
Innumerables padres de familia coincidimos en que, “para la educación de los hijos, pues, ahí están las escuelas oficiales o bien, particulares. Y para la formación en cuestiones morales y espirituales pues para eso están las catequistas que los preparan para hacer su primera comunión, y después, con que asistan a misa los domingos, con eso, hasta tienen de sobra, porque los sacerdotes se encargan de decirles lo que es malo y lo que es bueno, ¿o no?
Por todo lo anterior, no es extraño que muchos recurramos a la cómoda y empeñosa coartada de agenciarnos el por demás excelente pretexto, de que, “LAS COSAS BUENAS SON DE DIFÍCIL MANEJO”, y así poder eximirnos de toda responsabilidad para que nuestros hijos logren empaparse de esos principios y valores sociales que son propios de toda persona humana.
Sobre este punto, hay que decir que, muchos, no ignoramos que estos principios y valores, favorecen esencialmente LA VERDAD, LA LIBERTAD, LA JUSTICIA Y EL AMOR, y que en su práctica, conducen a la persona, familia y sociedad, por el camino seguro y necesario para alcanzar la perfección personal y una convivencia social más humana.
También, es importante remarcar que estos principios y valores, ordenan una observancia obligatoria para los responsables de la vida pública. Es decir, para quienes gobiernan.
Esto, porque, los servidores públicos, a partir de la ética y práctica de los principios y valores a que se hace referencia, “son llamados a elaborar las reformas sustanciales a la estructura en que sustentan el desarrollo de las políticas educativas, económicas, culturales y tecnológicas”.
Asimismo, los conduce a observar y ejecutar con recta razón los cambios necesarios en las propias instituciones. Cambios, desde luego, que ayuden a una mejor articulación en las mismas, y todo ello se traduzca en un servicio cierto hacia la población.
Igualmente, los principios y valores están ubicados como el primero y fundamental parámetro de referencia para la valoración de los acontecimientos sociales; y son imprescindibles e inequívocos, porque, a partir de ellos “SE PUEDEN DEDUCIR LOS CRITERIOS DE DISCERNIMIENTO Y DE GUÍA PARA LA ACCIÓN SOCIAL EN CADA UNO DE SUS ÁMBITOS”.
Estos soportes fundamentales en la vida del ser humano, indiscutiblemente dirigen la construcción de una sociedad digna para el hombre, toda vez que, es, a partir de las posesiones interiores éticas de la persona humana de donde brotan los ordenamientos para situar el conocimiento, el accionar y el sin cesar de lo bueno y lo justo a favor de la existencia misma del hombre, así como también, evitar actuar, a partir de una “MORAL CERRADA” que corresponde solamente a un auténtico fariseísmo práctico.
Queda pues totalmente claro que, los principios y valores, nos disponen a dar testimonio de Dios, en todos los campos de acción de la vida diaria.
Además, hay que subrayar que, estos principios y valores, tienen una relación de reciprocidad, es decir, “SE NECESITAN CONJUGAR UNOS CON OTROS por la razón de que, al no observarse este ordenamiento esencial, la construcción de esa sociedad que aún seguimos anhelando, quedaría sin el sustento fundamental, puesto que los valores sociales expresan el aprecio que se debe dar a las exigencias del BIEN MORAL que los propios principios se proponen conseguir, ofreciéndose como punto de referencia para la estructuración oportuna y la conducción ordenada de la vida social.
Por ello es que los valores requieren la práctica de los principios fundamentales de la vida social, EL INEXCUSABLE EJERCICIO PERSONAL DE LAS VIRTUDES, y por ende, LAS ACTITUDES MORALES CORRESPONDIENTES A LOS VALORES MISMOS. (CF. CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA, N.1886).
Sobre este asunto, es importante precisar que las enseñanzas de la Doctrina Social de la Iglesia Católica, conforman la primera unión de la verdad de la sociedad, que exhorta toda conciencia y la invita a interactuar libremente con los demás, pero en plena corresponsabilidad con todos y respecto de todos. Pues sostiene que “EL HOMBRE NO PUEDE EVADIR LA CUESTIÓN DE LA VERDAD Y DEL SENTIDO DE LA VIDA SOCIAL, TODA VEZ QUE LA SOCIEDAD JAMÁS SERÁ UNA REALIDAD AJENA A SU EXISTENCIA”.
Si retomamos la fiel estructura de esos principios y valores de que hemos venido citando, aparecerá de forma clara que estos son parte esencial del mensaje cristiano, que nos exhorta a dejarnos conducir por el sendero que lleva hacia un futuro mejor y hacia la verdad sobre el hombre.
Y, para alcanzar estos nobles ideales, es requisito indispensable, responsabilizarse de servir al bien común, a partir de la fiel observancia de los valores de LA VERDAD, LA LIBERTAD, LA JUSTICIA Y EL AMOR, que son sus principales elementos.
Y, responsabilizarse de servir al BIEN COMUN, es, en su sentido auténtico, “UNA ACCIÓN O EJERCICIO LIBRE Y ESPONTÁNEO, QUE DEFINE NUESTRAS RESPUESTAS DE ASISTENCIA A LOS PROBLEMAS QUE NOS COMUNIQUEN O NO LAS DEMÁS PERSONAS”.
Todo ello, indudablemente que requiere alcanzar un cierto nivel de madurez sobre el significado y propósito de la vida. Y por ende, cobra primordial importancia el ejercitarse en la práctica de los valores y principios que de forma insistente se anotan, porque, “afirmar” que ya se ha logrado madurar lo suficiente para realizar esta encomiable tarea, es tanto como decir que, ya estamos atentos y dispuestos a responder por nuestros semejantes como lo hacemos por cada uno de nosotros mismos”, y nuestra realidad, hoy dice todo lo contrario.
Si inicialmente se indica que “LAS COSAS BUENAS CUESTAN” y deseamos alcanzarlas, inevitablemente tenemos que iniciar por fracturar, ¡¡ROMPER LA COSTRA DE NUESTRO PROPIO EGOISMO! TENEMOS QUE DERRIBAR LOS MUROS DE NUESTRA INDIFERENCIA.
¡ES PUES INEXCUSBLE DESARRAIGAR DE NUESTRO YO INTERIOR ESA INSENSIBILIDAD QUE NOS MANTIENE SUMERGIDOS E HIRVIENDO EN UN MAR “DELIBERADO” de IGNORANCIAS AJUSTADAS A NUESTROS PROPIOS CAPRICHOS Y PROVECHO!
……………..Hasta la próxima, si Dios, nos lo permite…….