El temor de López Obrador
El poder del presidente es mucho y López Obrador se ha encargado acrecentarlo. La personalidad del presidente pesa más de lo deseable. Es momento de analizarlo desde el Mapa de la Consciencia de Hawkins.
Andres Manuel Lopez Obrador AMLO
El mapa de la consciencia de David R Hawkins (El Poder contra la Fuerza) nos habla de 4 niveles muy comunes en la humanidad: el temor, el deseo, la ira y el orgullo. El ego domina en estos niveles. Se gasta mucha energía en mantener la imagen, la máscara. Se intenta controlar el entorno en lugar de dejar que se auto-ordene en libertad y se actúa mediante la fuerza. Más abajo hay peores niveles como la vergüenza, la culpa, la apatía o el dolor.
Más arriba hay mejores niveles como la valentía, la aceptación, la razón, el amor, la paz y la iluminación. En estos niveles superiores, las personas dejan de ser dominadas por su ego y se sincronizan con el Ser, que es la verdadera fuente de poder personal, conforme a Hawkins.
Andrés Manuel López Obrador, en promedio, se ubica en el temor. Puede oscilar entre otros niveles del ego, pero el temor es el nivel de consciencia que predomina. Todos están contra él, no puede confiar en nadie, ni siquiera en su equipo de trabajo. Sospecha de todos, vive en constante ansiedad y no puede bajar la guardia. Desde su perspectiva, todo lo que diga será utilizado en su contra. Por ello, el juego es esconder sus intenciones, no mostrarse, no comprometerse ni responsabilizarse.
Por fuera, la fachada puede ser de amor y de paz, pero es sólo eso, una fachada que seduce e intenta engañar. La estrategia es el secreto, la sorpresa y la división de los demás con la intención de controlarlos.
Quien vive en el temor, trata de situarse en alguna posición jerárquica desde la cual protegerse. Nunca está conforme, siempre quiere más poder, nada es suficiente. El éxito de hoy puede ser el fracaso del mañana. La amistad, la lealtad, la negociación o la alianza de hoy es la traición de mañana. Así es la vida, llena de sorpresas desagradables y riesgos ocultos. Todo se quiere controlar, hasta el más mínimo detalle y, por ende, no se le permite independencia y libertad a nadie. “El diablo está en los detalles y siempre está al acecho”, por eso no hay acuerdos o no se respetan lo acuerdos. La estrategia del temeroso es mantener en incertidumbre perenne a los demás, empezando por su propio equipo y sumiso ante los más poderosos como Donald Trump, las narcomafias o la CNTE.
Por arriba del temor, con mejor nivel de consciencia, se ubica el deseo. En este nivel se ubica la publicidad y la sociedad de consumo, y gran parte de la humanidad. Nada satisface, todos los logros, bienes y éxitos son insuficientes. Por aquí quizá podríamos encontrar algunas de sus frases de querer pasar a la historia como el mejor de los gobernantes, su pretensión de ser el más honesto, su presunción de ser el más humilde y su irracional terquedad en proyectos absurdos como Santa Lucía, Dos Bocas o el Tren Maya.
Más arriba del deseo, se ubica la ira. La ira, curiosamente, es mejor nivel de consciencia que el temor o el deseo porque conlleva una aceptación del fracaso o la limitación, pero aún dista mucho del umbral entre el Ser y el Ego, entre el poder y la fuerza. La ira es muy visible, es muy energética, pero es divisoria y rencorosa. Estás conmigo o estás contra mi.
Pudiera pensarse que AMLO está en la ira por su constante provocación y división de la sociedad, pero su estrategia es más fría que caliente, obedece más al miedo de ser traicionado que a un auténtico brote espontáneo de ira como lo tuvo en el 2006 al perder la elección. El temor es calculador, la ira es espontánea. Sin embargo, el cambio radical del entorno con la pandemia y la crisis económica-presupuestal que se avecina pudieran cambiar esto.
Más arriba de la ira se ubica el orgullo, que todo lo ve desde la superioridad. Es el típico que todo presume porque es más que los demás. “Con todo respeto, pero no somos iguales” es una frase que AMLO lanza desde el orgullo, pero da más la impresión de ser una estrategia para posicionarse como inmune a la corrupción, a la ineptitud y a la rendición de cuentas. Si realmente operara desde el orgullo, estaría gobernando para todo el país y haciendo acuerdos. No es así. AMLO gobierna para AMLO.
¿Por qué hay mejores países que otros? Son países que tienen un mejor nivel de consciencia en su sistema político-jurídico. Los sistemas más destacados se ubican en la razón: el imperio de la ley, el estado de derecho. En esos sistemas, aunque los gobernantes y los gobernados no tengan muy buen nivel de consciencia, el sistema funciona y logra bienestar y progreso. Son sistemas a prueba de malos gobernantes.
México, por tanto, debe buscar dos cosas: neutralizar los efectos de un gobernante con exceso de poder que vive en el temor y construir un sistema con buen nivel de consciencia.