IP EN PIE DE GUERRA Y DESCONFIANZA ELEVA COSTOS FINANCIEROS
AÚN ANTES DE que Andrés Manuel López Obrador asuma la presidencia, en las últimas horas parece haber sellado el derrotero de lo que será su gestión, al cancelar -sin criterio de racionalidad económica-, el Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM).
Los mercados reaccionaron como era de esperar. El peso se depreció, cayó la bolsa y los precios del papel mexicano se encarecieron a su nivel más alto desde 2009, lo que significará un mayor costo financiero para la deuda pública.
Vía una consulta con una metodología cuestionable y sin transparencia, se optó por detener una obra con 32% de avance y un costo de 285 mil millones de pesos (mdp), lo que merma la confianza y la certidumbre para invertir.
Ayer, y como en los peores tiempos del populismo de Luis Echeverría, los miembros del CCE que preside Juan Pablo Castañón reprobaron la decisión que tomó AMLO y anunciaron que a través de la Barra Mexicana Colegio de Abogados que preside José Mario de la Garza iniciarán el análisis de las repercusiones legales.
Es de anticipar que los contratistas del NAIM que dirige Federico Patiño se preparen para demandar conforme a lo que corresponde a sus contratos.
Más allá de que AMLO habla de garantizar los compromisos, incluidos los financieros – (bonos por 6 mil mdd y una FIBRA E por 30 mil mdp) garantizados por el TUA del AICM, el efecto de cancelar el NAIM será contraproducente para las apretadas finanzas públicas.
Y es que los reclamos involucrados que atañen a la IP superan los 120 mil mdp. Gustavo de Hoyos, mandamás de COPARMEX, acusó a AMLO de mentir a la IP puesto que en su momento aseguró que el NAIM podría concluirse si había recursos privados. El propio CCE detalló que se le expusieron diversos mecanismos viables de mercado en tal sentido.
De ahí que de Hoyos acusará a AMLO “de despilfarro de los recursos públicos” y de “robo al patrimonio de todos”.
Las 2 pistas que habría en Santa Lucía, según esto costarían 70 mil mdp. Sin embargo no hay ningún proyecto ejecutivo y falta por incluir toda la obra vial en esa remota zona.
Es claro que con una IP en pie de guerra, muchas de las obras de infraestructura que trae AMLO en el tintero, tendrán dificultades por la falta de certeza, máxime el peligroso expediente de las consultas públicas.
Además como ayer lo destacó Alejandro Ramírez, mandamás del Consejo Mexicano de Negocios, con la cancelación del NAIM se privará a México de acceder a un “hub” internacional competitivo que arrebataría conexiones a otros aeropuertos, lo que era la idea.
En el contexto de la conectividad aérea, considere también acciones legales de las aerolíneas, ya que la operación de tres aeropuertos es inviable y costosa. De hecho se perderán muchos vuelos en detrimento de los ingresos de esas compañías.
Obviamente si la IED se ha mantenido en los últimos años como un complemento, con la determinación de AMLO de cancelar una obra como el NAIM —en aras de “la democracia”—, muchas empresas la pensarán dos veces, máxime la zozobra, ya que también son de esperar reclamos en el ámbito del TLCAN por la violación al Capítulo 11 que ofrece protección a los particulares respecto a las decisiones del Estado.
Así que se nubla el panorama de la gestión de AMLO, incluso antes de gobernar, con a una decisión que desde cualquier ángulo que se analice, es incongruente. La suerte está echada.
LA FIGURA DE consulta pública que sirvió para validar la cancelación del NAIM ya abrió dudas en el ámbito financiero. Ayer UBS que comanda Sergio Ermotti emitió un reporte en el que las analiza. No se descarta que a futuro se validen en la Constitución para ampliar el periodo de gobierno de AMLO e incluso aprobar la utilización de las reservas en BANXICO a cargo de Alejandro Díaz de León. JP Morgan de Eduardo Cepeda dijo a su vez que la decisión de AMLO genera incertidumbre y bajó la perspectiva de crecimiento para 2019 a 1.9%. Ayer en NY en la propia marquesina de la bolsa se habló de la “chatarrización” de 13 mil millones de dólares del nuevo aeropuerto y el Financial Times destacó el “susto” propinado por AMLO a los inversionistas.