MENSAJE DOMINICAL
Pbro. Vicente Girarte Martínez
Entre el triunfo y la traición
“Epifanía” significa manifestación. Se refiere a la manifestación de una gloria que estaba oculta. Hoy es la fiesta de la Epifanía porque celebramos la manifestación del Salvador a toda la humanidad. La fiesta de hoy es la culminación de la Navidad. El niño nacido en una cuadra y recostado en un pesebre es reconocido como el Salvador, el Mesías esperado, en primer lugar por los pastores. Fueron los primeros que se acercaron a adorarle. Los pastores representan al pueblo de Israel. Ellos “glorificaron y alabaron a Dios” por haber visto al niño. Hoy son unos magos de Oriente los que se acercan a visitar al niño. Provienen de tierras lejanas. Han hecho un largo viaje guiados por una estrella. Quieren adorar al rey de los judíos que, dicen, acaba de nacer.
La tradición ha puesto nombres a estos magos: Melchor, Gaspar y Baltasar. Además les ha hecho pertenecer a las tres razas principales de la tierra: blanco, amarillo y negro. Los transformó de magos en reyes. Y así la tradición interpretó perfectamente, y adornó, la intención del evangelista. De una forma tan plástica y tan clara, nos decía que los magos eran los representantes de todos los pueblos y razas de la tierra que llegaron a Belén para adorar no sólo al rey de los judíos sino al que reconocían como rey y señor de toda la humanidad. Los regalos que le llevaron: oro, incienso y mirra, son una muestra de ese reconocimiento. Son regalos propios de un rey, que en ningún caso se hacían a otra persona.
Pero en esta gran ceremonia de reconocimiento del salvador por todos los pueblos de la tierra hay un dato importante a tener en cuenta. El Salvador de todos los pueblos, el que es adorado como rey, es apenas un niño que está en una cuadra y recostado en un pesebre. No es un rey al estilo de los demás reyes. Es muy diferente. Habrá que estar atento a cuando crezca para ver cómo va a ser su reinado.
Además, también un dato importante, en este momento de epifanía, de manifestación ante todos los pueblos del salvador, está ya presente la traición. Herodes teme que el nuevo rey le vaya a quitar su poder. A pesar de ser un niño indefenso, Herodes se siente amenazado. Está ya aquí presente en germen la traición que llevará a Jesús a la cruz.
También nosotros reconocemos en Jesús al salvador de nuestras vidas, al que nos devuelve la esperanza. Con los magos le adoramos y le confesamos como nuestro Salvador.
Para la reflexión
Hoy es día de alegría, de celebrar en familia nuestra fe en Jesús. Sería bueno que en algún momento del día nos reuniésemos en familia e hiciésemos una breve adoración al Jesús recién nacido. ¿Quizá al momento de abrir los regalos?