CONSIDERANDOS

R. Amezcua Sánchez
TRES PROYECTOS DE NACION Y CUATRO FLAGELOS SOCIALES
Si bien es cierto que son cinco los que aspiran a ser presidentes de México, Andrés Manuel López Obrador, Ricardo Anaya Cortés, José Antonio Meade Kuribeña, Margarita Zavala Gómez y Jaime Heliodoro Rodríguez Calderón mejor conocido como “El Bronco”.
Son solo tres los proyectos de nación los que están en juego, que si bien pudieran parecer distintos, no lo son tanto, sino que astutamente están matizados en la jerga política.
Y esos mismos tres proyectos de nación, se ven inmiscuidos en los tres flagelos sociales, que atormentan desde hace cerca de dos décadas de manera marcada a todos y cada uno de los mexicanos y que son: La Corrupción. La Desigualdad, La Inseguridad, y La Impunidad.
Dos de los flagelos son tan antigüos, como lo es el territorio mexicano, la corrupción y la desigualdad, mismos que han llevado en nuestros días a los más altos índices de inseguridad, ocasionado estos flagelos una inconformidad manifiesta de quienes vivimos en este hermoso país.
La corrupción en México, pareciera ser su huella digital, porque es inherente a nuestra esencia y la corrupción no se borra de un plumazo, se combate con educación, con la aplicación correcta de las leyes y sobre todo con la voluntad de las personas y de manera individual; porque no debemos de olvidar que todos más de alguna vez en nuestra vida hemos realizado actos de corrupción, ya sea provocándola o aceptándola.
La desigualdad se vive y se padece desde siempre en dos vertientes la social y la económica y siempre va a existir, porque es una situación que se vive desde la existencia de la humanidad; pero de que se pueden cerrar las brechas de la desigualdad, es cierto y es posible.
¿Cómo? se preguntarán algunos.
Simple, creando oportunidades de desarrollo, en los campos de educación, laboral, de remuneración, entre otras opciones.
La corrupción y la desigualdad, han llevado a que en México se vivan hoy en día los más altos índices de inseguridad y no me refiero únicamente a la policíaca, sino también a la social, la laboral y la patrimonial.
Porque como país, no hemos construido las oportunidades para un desarrollo integral y sostenido.

De poco ha servido que semestre a semestre egresen más y más jóvenes de las universidades, si estos no tienen los campos para emplearse para lo que fueron preparados; si a la gente del campo y de los suburbios de las grandes, medianas, pequeñas ciudades, no cuentan con las fuentes para su sustento diario, en muchos de los casos se ven orillados a delinquir o a ser coptados por las células del crimen organizado o por bandas delincuenciales.
Los flagelos de la corrupción, la desigualdad y la inseguridad, llevan al más terrible de los cuatro como lo es la impunidad, la que deja en total estado de indefección a toda una sociedad, ya que la impunidad es el punto de principio y fin de la corrupción, la desigualdad y la inseguridad. Es decir un círculo perfecto de todos los males que nos aquejan como nación.
Por eso señalo, que los proyectos de nación que presentan los candidatos, no son tan distintos como lo quieren hacer saber.
La corrupción no se combate con una declaración.
La desigualdad no se abate con posturas.
La inseguridad no se controla con posicionamientos.
Pero la impunidad no debe ser tolerada y mucho menos aceptada por nadie.
Si alguno de quienes pretenden gobernarnos en los siguientes seis años, da la lucha sin tregua a la impunidad, verá al término de su mandato, que de manera sustancial habrán bajado los índices de inseguridad, corrupción y se habrán dado pasos firmes y seguros en el abatimiento de la desigualdad.
Considerando, no es un tema tan complejo, como lo quieren hacer ver nuestros políticos, es un tema de voluntad, de los actores de los niveles de gobierno llámense presidente de la república, gobernadores, alcaldes, diputados, senadores, jueces, magistrados, agentes policiales y sobre todo de la sociedad en general empezando con algo tan simple y tan sencillo como es la denuncia, tanto pública como la judicial y ¡claro! La voluntad de quienes tienen que atender las denuncias para que nadie quede impune y no se le siga dando seguimiento a la corrupción.
¿Tendrán pues nuestros candidatos esa voluntad?.

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