EN LA ESPIRAL

EN LA ESPIRAL

Vicente González García

HOY, ¿ACASO IGNORAMOS U OLVIDAMOS EL SENTIDO ORIGINAL DE LA PALABRA COMUNIÓN?

Sin duda alguna, “cada época tiene sus locuciones elegidas”. Y estas, claro, en el uso y el abuso, al reiterarlas constantemente, terminan tornándose en tópicos (expresiones ordinarias trilladas).

Y, si el tópico es un “lugar común”, un recurso fácil y cómodo, una palabra siempre precisa en los labios que se pronuncia  casi sin pensar, por inercia o por salir del paso, y que por haber perdido su sentido, esta ya no traduce un pensamiento, una convicción o una vivencia personal, sino una simple costumbre.

Así pues, en la época actual, la palabra ha perdido su eficacia; se dice una cosa y generalmente se hace todo lo contrario. Se promete algo y no se observa; se realiza un contrato o convenio y no se les da el mínimo cumplimiento. Hoy, casi nadie confía en la rectitud de las personas, precisamente porque el sentido de la palabra se ha deformado.

Las palabras pues, se gastan y se desvirtúan con el abuso que se siegue haciendo de ellas a partir de su incumplimiento. Entonces se necesita que la palabra se regenere y re-cree en su modelo auténtico. De otra forma, como sigue sucediendo en lo individual, en lo familiar, y en lo social, así como en el ámbito gubernamental, las palabras seguirán mostrando su ineficacia, y dejarán de cumplir su función entre las personas.

Por tanto, hay que señalar, que una de las frases preferidas en la época actual, sobre todo, cuando a las personas se les pregunta la forma en que viven como familia y como parte fundamental de la sociedad, es común escuchar “¡vivimos en perfecta comunión y comunicación!”.

Sin embargo, en la práctica, la realidad nos dibuja todo lo contrario. Muchos comerciantes se hacen competencia desleal entre ellos mismos utilizando métodos poco éticos o ilegales para ganar la clientela de los otros.

También es muy común escuchar a muchos obreros quejarse de los bajos salarios que perciben de parte de sus patrones como pago por largas y pesadas jornadas de trabajo; asimismo, existen empleados “marrulleros” que perciben “jugosos salarios” que jamás se ven reflejados en las tareas que les son encomendadas. Esto se da con mayor reincidencia y descaro en los servidores públicos en los diferentes niveles de gobierno.

Y, ¿qué decir de las personas expertas en inundar de rumores a los barrios y comunidades en perjuicio de quienes no ceden a sus caprichos, o simplemente porque los demás han alcanzado un nivel de vida mejor que ellos, y por mera envidia, buscan a toda costa disminuir o arrancarles la buena reputación alcanzada a base de un trabajo y comportamiento honestos y de la observancia de los principios morales que son fundamentales para toda vida humana?

También, ¿qué se puede decir de los cónyuges que acostumbran la infidelidad, y de los que andan cada uno por su lado; de  los que hacen lo que les viene en gana; los que llegan a casa en horarios diferentes, y de los muchos que prefieren no llegar temprano al hogar para no toparse con su compañero(a), porque, argumentan que, “al verse frente a frente, en lugar de diálogo solamente se recrudecen las discrepancias y se producen verdaderas batallas campales?”.

Hoy pues, es muy común escuchar que tal o cual pareja ya se divorció; otras más, están en vías de hacerlo o simplemente por mera incompatibilidad en su forma de ser y pensar, ¡ya se separaron!

Pero, ¿y los hijos?, pues sencillamente, estos van formando su carácter, (conjunto de cualidades psíquicas y afectivas que condicionan la conducta de cada individuo) a partir del cúmulo de ideas pervertidas que le ofrece el  mundo.

Haciendo un pequeño paréntesis, sobre el asunto del matrimonio y los hijos, es de suma importancia decir que, aunque es PROPIO DE LOCOS todo lo que hacemos por atender nuestros propios intereses y caprichos, evidentemente que muchos NOS MANTENEMOS EN LA MISMA POSTURA DEL “VALEMADRISMO” ANTE LAS RESPONSABILIDADES ADQUIRIDAS CON NUESTROS PROPIOS HIJOS”.

Esto, A PESAR DE SABER CABALMENTE QUE LOS TRASTORNOS DE LA PERSONALIDAD, SON CAUSADOS PRINCIPALMENTE POR LA FALTA DE ATENCIÓN Y AFECTO DURANTE LA INFANCIA Y EN LA ADOLESCENCIA.

Pero, ¿ACASO NOS IMPORTA LO QUE LES SUCEDA A NUESTROS RETOÑOS? ¡CLARO QUE NO!  PORQUE, “¡NOS SIGUE VALIENDO MADRE!” Y, NOS SIGUE VALIENDO, PORQUE SOLAMENTE NOS INTERESA EL DESENFRENO DE NUESTROS DESEOS PERSONALES, AUNQUE A ELLOS, ¡A LOS HIJOS, SE LOS LLEVE LA CHIN……!

Sobre este mismo punto, solamente agregaremos que, hoy por hoy,  LOS GOBIERNOS CONTINÚAN INNOVANDO Y LEGITIMANDO NUEVAS REFORMAS A LAS LEYES DIVORCISTAS PARA AGILIZAR LA SEPARACIÓN DE LOS ESPOSOS. Y, ¡claro!, son MUCHOS LOS ABOGADOS QUE SIGUEN HACIENDO SU AGOSTO PREPARANDO DIVORCIOS Y DESTROZANDO A MILLONES DE FAMILIAS, y por ende a la sociedad en su conjunto.

Pero qué incongruencia mostramos muchos cuando, ¡AÚN CON EL HERVIDERO DE MONSTRUOSIDADES QUE COMETEMOS NOS SEGUIMOS QUEJANDO DE LA VIDA DE HORROR Y TIRANÍA QUE VIVIMOS EN NUESTRAS RESPECTIVAS COMUNIDADES!

La lista de las incoherencias (falta de conexión en las cosas que se dicen o hacen) es interminable.

Más, retomando el punto que nos ocupa, es de suma importancia, tener en cuenta que, muchos ignoramos u olvidamos en gran medida el sentido original de la palabra “COMUNIÓN”, o, al menos, su más profunda significación bíblica y sus mejores contenidos prácticos.

COMUNIÓN es primordialmente una correlación, una comunicación recíproca de vida y de amor entre personas. Es comulgar con alguien, al nivel mismo de su “ser” personal, de su interioridad humana y sobrenatural.

La COMUNIÓN auténtica es una  amistad amable y verdadera. Por ello, se consuma, principalmente en ese espacio de la intimidad sagrada y de inviolable identidad de la persona que la Biblia llama “espíritu” y “corazón”. Es pues, a partir de este grado que,  la COMUNIÓN tiende a expresarse también en lo jurídico y en lo social, incluso en las cosas materiales.

Comunión es de igual forma COMÚN-UNIÓN, igual que COMUNIDAD es COMÚN-UNIDAD de todos y de cada uno con uno solo, que se llama JESÚS de NAZARET. CRISTO es la relación más profunda que une –por dentro- a los creyentes.

COMUNIÓN no es pues otra cosa sino “compartir la vida con alguien” y, a partir de ello, participar todo lo demás, planes y proyectos, preocupaciones e inquietudes, problemas y quehaceres, bienes materiales y espirituales, ideas, sentimientos y vivencias personales. Y, fundamentalmente y de un modo muy especial, como origen de perfecta comunicación, LA FE EN CRISTO Y LA EXPERIENCIA DE DIOS.

Deberíamos tener por origen, y fruto de nuestra existencia el comunicarnos en primer lugar a este nivel que es el nivel de fe, de vivencia y experiencia de Dios, de encuentro personal con Jesucristo.

Pues, lo primero que Jesús nos comunicó, y que constituye el máximo contenido de esa comunicación, fue su experiencia del Padre, su misma vida, haciéndonos realmente partícipes de su propia filiación divina y dándonos la conciencia viva de ser –en Él y desde Él- hijos de Dios y hermanos de todos los hombres.

El mundo moderno, y de manera especial los jóvenes, hoy nos dicen, que no hablemos tanto de cómo pueden ellos ser capaces de descubrir las aptitudes que Dios les ha regalado, y cómo deben aprovecharlas en la consecución de una vida íntegra y por ende, ser una persona recta e intachable. Lo que nos siguen pidiendo a gritos es que les mostremos en los hechos y no con palabras nuestra propia experiencia directa y personal de Dios.

¿Podemos acaso mirar nuestro interior y ser lo suficientemente honestos para manifestarles a estos jóvenes que, espiritualmente hemos sido egoístas e inhospitalarios, y que por tanto no podemos mostrarles la experiencia de tener esa comunión con Dios?

¿Seremos capaces de mostrar y sostener la estatura moral que se requiere para decirles que lo único que poseemos es un vacío de amor enorme en nuestros corazones? Igualmente, ¿tendremos los suficientes pantalones para quitarnos la careta de hipócrita que llevamos puesta y mostrarles esa serie de imbecilidades que hemos cometido, así como el estúpido ramillete de vicios que nos tiene sujetos a cuantas pasiones y aficiones oferta el mundo?

          …..Hasta la próxima, si Dios nos lo permite…..

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