EN LA ESPIRAL    

      

Vicente González García

“UNA PATERNIDAD RESPONSABLE OPTA POR FORMAR Y MANTENER HOGARES DONDE SE CULTIVEN Y SE VIVAN LOS VALORES DEL EVANGELIO”

La libertad humana puede, en efecto romper traicioneramente la relación amorosa, e implícitamente destrozar y aniquilar a los propios hijos. Sin embargo, esa libertad humana, “NO PUEDE ROMPER LA OBLIGACIÓN MORAL NI MUCHO MENOS EL VÍNCULO INDISOLUBLE ESTABLECIDO POR DIOS”. Es decir, “¡¡NO PUEDE ROMPER LA UNIDAD DE LA CARNE!!”.

Sirva lo antes expuesto como tejido para reflexionar sobre los signos de muerte y desamor disfrazados que amenazan con seguir minando la UNIDAD FAMILIAR, y consecuentemente marcando a numerosas comunidades como un modelo erróneo de vida a seguir.

Así pues, estos signos, los vemos reflejados en las diversas formas de atentados a la felicidad matrimonial. Y entre las figuras más reincidentes y fácilmente adoptadas por numerosas personas se encuentran, el recurso del DIVORCIO y el incremento de LAS UNIONES CONSENSUALES LIBRES., etc., etc.

Esta lamentable e incongruente actitud adoptada por  un abundante número de jóvenes, y tolerada por igual cantidad de padres de familia, es muestra palpable de una probada rebeldía motivada por LA SOBERBIA, misma que es capaz de llevar hasta el olvido de los hijos y por ende, al de un orden social virtuoso.

Estos nuevos estilos de uniones y desuniones entre hombres y mujeres de la edad moderna y que han sido copiados de otras culturas ajenas a la identidad original de pueblos que se caracterizaron décadas atrás por un arraigado catolicismo, evidentemente que HAN SIDO UNO DE LOS FACTORES PRINCIPALES QUE HAN HECHO DETONAR EN MUCHOS CORAZONES las CONDUCTAS DE VIOLENCIA, ODIOS Y VENGANZAS; RENCORES Y CALUMNIAS ENCUBIERTAS CON IDEAS EQUIVOCADAS DE LO QUE REALMENTE REPRESENTA EN EFECTO LA TRASCENDENCIA DE LA RELIGIÓN CATÓLICA.

Es decir, lo que estamos presenciando no es otra cosa sino, UN ROSTRO ENFERMIZO Y PERVERTIDO DE FAMILIAS Y COMUNIDADES, que, de no enderezar el camino hacia el uso auténtico de sus propias libertades; abrirse  hacia lo que les permite la realización de sí mismas en esa aceptación de la verdad y vivir en la misma para convertirse en  promotores de una cultura de amor, paz y justicia, ese orden social tan anhelado, seguirá inclinándose día a día hacia el fracaso.

Lo que está sucediendo, es una realidad que ha contaminado, como se anota líneas anteriores, a un buen número de familias y comunidades. La presencia de este tipo de fenómenos, nadie los podemos evadir e ignorar. Hoy se ha llegado al extremo de CONCEDER EL DIVORCIO POR INCOMPATBILIDAD DE CARACTERES, O POR SIMPLE MUTUO CONSENTIMIENTO, O, LO QUE ES LO MISMO, “SIN MOTIVO ALGUNO”.

Si a todo ello le agregamos la “LEGALIZACIÓN DEL ABORTO”, que no es otra cosa, sino “UN CÁNCER” que sigue destruyendo a las familias y consecuentemente enfermando y debilitando el tejido social, bien valdría preguntarnos: ¿Qué buscamos con ello? ¿A qué aspiramos con tolerar y aceptar estos métodos de unión y desunión y de asesinatos de inocentes que no pueden defenderse? ¿Qué buscamos  y qué  hemos logrado con ello? ¿Qué aspiraciones buscamos? Pero también preguntémonos: ¿POR QUÉ SUSPIRAMOS Y NOS ENTRISTECEMOS ANTE LOS RESULTADOS QUE TODO ESTO ARROJA?

Si bien sabemos que, los  trastornos de la personalidad son motivo de todas las fugas vitales, y  en contraste, campo propicio para la adopción de perversiones como la drogadicción, el alcoholismo, el suicidio, entre otra más. También juzgaremos que estas, son causadas por la falta de atención y afecto en la infancia y adolescencia de todas las personas; y pese a que el DIVORCIO, es uno de los principales factores que hacen estallar estos y otros males, ¿PODEMOS ENTENDER CABALMENTE CUÁL ES EL PROPÓSITO QUE PERSIGUEN LOS GOBIERNOS QUE APRUEBAN ESTAS LEYES DIVORCISTAS Y LUEGO, IRÓNICAMENTE TRATAN DE LIBRAR BATALLAS CONTRA TODO TIPO DE DELINCUENCIA?

Indudablemente que la actitud de quienes aprueban y difunden este tipo de leyes deben calificarse categóricamente como detestables. Sin embargo, la decisión de recurrir a la separación por medio del divorcio, la toman quienes así lo quieran. Eso sí, sabiendo perfectamente de los peligros que esta determinación sobrelleva.

Ciertamente que nunca será justificable el hecho de estarnos arrepintiendo y menos aún auto conmiserándonos ante la serie de injusticias y violencia a que exponemos a los hijos y a las futuras generaciones con los  MILES DE DIVORCIOS QUE SE CONSUMAN DIARIAMENTE.

ANTE ESTE TIPO DE LEYES RASTRERAS COMO ES LA DIVORCISTA, ENTRE OTRAS MÁS, Es importante que como sociedad iniciemos por atender nuestras propias responsabilidades, extirpando de raíz en cada familia “LA CAUSA DE LOS MALES QUE PADECEMOS PARA NO SEGUIR SUFRIENDO LOS EFECTOS”.

Sobre este asunto, en la Cuarta Conferencia del Episcopado Latinoamericano verificado en Santo Domingo, el Papa San Juan Pablo II, llama la atención, y  nos interna en esa gran verdad al manifestar que: (…) “LA GRANDEZA Y LA RESPONSABILIDAD DE LA FAMILIA ESTÁ EN SER LA PRIMERA COMUNIDAD DE VIDA Y AMOR; EL PRIMER AMBIENTE DONDE LOS JÓVENES APRENDER A AMAR Y A SENTIRSE AMADOS”. “CADA FAMILIA HA RECIBIDO DE DIOS LA MISIÓN DE SER “LA CÉLULA PRIMERA Y VITAL DE LA SOCIEDAD” Y ESTÁ LLAMADA A CONSTRUIR DÍA A DÍA SU FELICIDAD EN LA COMUNIÓN”.

También agrega: “COMO TODO TEJIDO VIVO, LA SALUD Y EL VIGOR DE LA SOCIEDAD DEPENDE DE CÓMO SEAN LAS FAMILIAS QUE LA INTEGRAN”. Por ello insiste en que, “ES TAMBIÉN RESPONSABILIDAD DE LOS PODERES PÚBLICOS EL FAVORECER LA INSTITUCIÓN FAMILIAR, REFORZANDO SU ESTABILIDAD Y TUTELANDO SUS DERECHOS”.

Por  lo antes expuesto, es preciso reflexionar y estar totalmente advertidos que, “ES RESPONSABILIDAD DE TODOS LOS PADRES DE FAMILIA FORMAR Y MANTENER HOGARES DONDE CULTIVEN Y SE VIVAN LOS VALORES DEL EVANGELIO”.

¡Sí! Hogares, donde, EL AMOR venza al ODIO; LA UNIDAD a la RIVALIDAD; LA GENEROSIDAD al EGOÍSMO; LA VERDAD a la MENTIRA; LA JUSTICIA a la INMORALIDAD; LA PAZ a la VIOLENCIA, y donde SIEMPRE SEA RESPETADA “LA VIDA Y LA DIGNIDAD DE LA PERSONA HUMANA”.

                           ……Hasta la próxima, si Dios, nos lo permite….

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